En Venezuela no hay una dictadura, como pretenden la derecha, los medios hegemónicos y los aliados de Washington. Aún en los momentos de mayor polarización, funcionan las libertades democráticas de reunión, manifestación y opinión, como puede apreciar cualquier persona sensata. Pero tampoco vive un proceso revolucionario hacia el socialismo, como aseguran buena parte de las izquierdas y los intelectuales progresistas.