“Es un caso vivo”, dice la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Izabella Teixeira, cuando se le pregunta por el desastre ambiental de Mariana, una localidad del estado de Minas Gerais sepultada en noviembre por un alud de agua y lodo provocado por la destrucción de un dique de la transnacional minera Samarco, que causó la muerte de 17 personas y la mayor contaminación jamás registrada en Brasil.