Trabajadora bananera desde 1990, Blanca fue víctima de la brutal violencia que se apoderó de la región de Urabá en las últimas dos décadas del siglo pasado. Dicho así parece lejano, pero en términos históricos fue apenas ayer, hace un ratito, cuando la principal zona bananera del país -y una de las más importantes del mundo- padeció el horror de una guerra donde la gran mayoría de los asesinados no portaba armas. Si bien los protagonistas de aquella barbarie dejaron la escena, la violencia continúa disparando desde otros ámbitos, infligiendo nuevas secuelas y relatos donde, aún, el viejo dolor impera.