24
Febrero
2017

Menos empresas y más sindicatos

Complejo panorama para los trabajadores

En Montevideo, Gerardo Iglesias
20170224 Brasil cerveza 714

Fotos: Gerardo Iglesias

Heineken adquirió en Brasil la compañía Kirin, ex Schincariol, en 664 millones de euros, transformándose en la segunda cervecera del país. La debilidad del movimiento obrero brasileño -dividido, disperso y anclado mayoritariamente en cuestiones meramente economicistas- facilitará la eliminación de puestos de trabajo y ejercerá más presión sobre aquellos que aún mantengan su empleo, como ha sucedido cada vez que una compañía toma este tipo de medidas.
Schincariol, fundada en 1939, en la ciudad de Itu, en el estado de São Paulo, fue en sus inicios una empresa que producía refrescos y su marca estrella era Itubaína, sabor tutti-frutti.

En mayo de 1989 ingresó en la producción de cerveza. El producto, tipo Pilsen, superó todas las expectativas, registrando buena receptividad en un mercado cervecero por excelencia como el brasilero.

En 2003 Schincariol lanza una nueva cerveza, contratando para ello a la agencia Fischer América, la misma que creó para la competencia el slogan “Brahma: A Número 1”. La novedosa estrategia publicitaria generó gran expectativa pues durante un mes no se reveló la marca.

En la campaña de la “Nova Schin” aparecían varios artistas famosos de la Rede Globo de TV que, con una cerveza en la mano, exclamaban: “¡Experimenta! ¡Experimenta!” (¡Pruébala, Pruébala!).

La campaña contó también con la participación del carismático sambista carioca Zeca Pagodinho con un éxito tan sorprendente que Schincariol registró en 2003 el mejor desempeño en sus 65 años de historia.

Luego, el artista sorprendería a propios y extraños al realizar un comercial para Brahma, donde se “arrepentía” por medio de un single (“Amor de verano”), cuyo refrán decía: ‘‘Fui provar outro sabor, eu sei, mas não largo meu amor, voltei", provocando un gran escándalo mediático y múltiples litigios en la justicia.

Se comenta que toda esta situación favoreció a Schincariol que, lejos de amedrentarse, continuó con un marketing muy punzante, contando para ello con artistas como la cantante Ivete Sangalo y el percusionista y compositor Carlinhos Brown, ambos bahianos.

En 2011 la japonesa Kirim tomó el control de Schincariol por 3.950 millones de reales. Con 15 plantas en Japón, Kirim, que forma parte del conglomerado Mitsubishi, fue líder del mercado nipón por muchos años y además distribuidor de marcas internacionales como Heineken.

Heineken
Brasil, su quinto mercado
La compañía holandesa, creada en 1873 y con presencia en 190 países, ingresó al mercado brasilero en 2010 al incorporar la cartera de productos cerveceros de Femsa, pagando 7.700 millones de dólares.

En Brasil el portafolio de la transnacional mexicana incluía Kaiser, Bavaria, Xingu, Sol y Summer Draft.  

Brasil ocupa el tercer lugar como mayor productor cervecero del mundo y la misma posición en el mercado cervecero, con una población de alrededor de 200 millones y un consumo anual per cápita de 65 litros.

Con la adquisición de Schin, Heineken pasó de registrar una participación de 9,4 por ciento en el mercado nacional a casi 19 por ciento. En 2010 Brasil ocupaba el lugar 17 en el ranking global de la compañía, y hoy es el quinto.

La concentración del capital
Y el panorama sindical
En el último siglo y medio el avance vertiginoso del capitalismo global ha contrastado con la pérdida de soberanía y poder de los Estados, que ya poco o nada deciden ante “el entramado político, económico, jurídico y cultural a escala global del que las grandes corporaciones han resultado ser las principales beneficiarias”¹.

En Brasil vastos sectores de la producción y distribución de bienes están en manos de poderosos oligopolios, que inclusive se han valido de fondos públicos para su expansión dentro y fuera de fronteras.

Por su lado, el sindicalismo muestra unos datos alarmantes. Hay en el país más de 24 mil organizaciones sindicales. La mitad nunca firmó una convención colectiva.

Según el Ministerio de Trabajo existen nueve centrales sindicales, y algunos analistas coinciden que entre un 80 y 85 por ciento de los trabajadores y trabajadoras no están sindicalizados.

Si a lo anterior anexamos la situación de mayor precarización e indefensión que los trabajadores padecerán en caso que  la legislación laboral sea modificada por el Congreso, cooptado y al servicio de los que más tienen y pueden, la situación es absolutamente alarmante.

¹ Empresas transnacionales: impactos y resistencias. Pedro Ramiro y Erika González (Ecologista, nº 77, junio de 2013)