16
Mayo
2016
Extranjerización y concentración, dos constantes
de la industria cárnica uruguaya
de la industria cárnica uruguaya
Imparables
En Montevideo, Daniel Gatti
Ilustración: Rel-UITA
Uruguay es uno de los mayores productores de carne del mundo, pero su industria frigorífica, la principal del país, está cada vez más concentrada y en manos extranjeras.
El último informe anual del Instituto Nacional de la Carne de Uruguay (INAC), que acaba de ser publicado, confirma dos tendencias dominantes desde hace más de dos décadas en la industria frigorífica nacional: su concentración y su extranjerización.
En 2015, dice el informe, los grupos brasileños Marfrig, JBS y Minerva representaron casi el 40 por ciento de la faena de bovinos en el país.
A ellos hay que sumarles el ocho por ciento que asumieron las plantas del estadounidense Breeders&Packers (BPU), y el porcentaje algo menor faenado por un frigorífico de capitales venezolanos, italianos, chinos y chilenos.
Sumándolos a todos ellos, más del 50 por ciento de los bovinos faenados en Uruguay fueron a parar a plantas en manos de grupos extranjeros.
Las tres “translatinas” brasileñas y BPU controlan ocho de los 12 frigoríficos que operan en el país, entre ellos los cuatro más grandes.
El fenómeno no s es nuevo: se viene alertando sobre su alcance desde hace más de una década. Lo ha hecho incluso el gobierno, que, sin embargo, poco y nada ha concretado para revertirlo, más allá de lanzar sucesivos llamados de atención que no se tradujeron en medidas.
En 2014, la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia constató que la concentración y la extranjerización de los frigoríficos era cierta, pero archivó una investigación sobre eventuales prácticas de dumping en el sector.
Productores y sindicatos habían denunciado que existían de hecho en la industria frigorífica “coordinaciones” entre los dueños de las plantas para disminuir la oferta de ganado con el fin de pagar menos dinero a los productores y aumentar el precio de venta en las carnicerías.
Pero nada hubo.
En 2015, dice el informe, los grupos brasileños Marfrig, JBS y Minerva representaron casi el 40 por ciento de la faena de bovinos en el país.
A ellos hay que sumarles el ocho por ciento que asumieron las plantas del estadounidense Breeders&Packers (BPU), y el porcentaje algo menor faenado por un frigorífico de capitales venezolanos, italianos, chinos y chilenos.
Sumándolos a todos ellos, más del 50 por ciento de los bovinos faenados en Uruguay fueron a parar a plantas en manos de grupos extranjeros.
Las tres “translatinas” brasileñas y BPU controlan ocho de los 12 frigoríficos que operan en el país, entre ellos los cuatro más grandes.
El fenómeno no s es nuevo: se viene alertando sobre su alcance desde hace más de una década. Lo ha hecho incluso el gobierno, que, sin embargo, poco y nada ha concretado para revertirlo, más allá de lanzar sucesivos llamados de atención que no se tradujeron en medidas.
En 2014, la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia constató que la concentración y la extranjerización de los frigoríficos era cierta, pero archivó una investigación sobre eventuales prácticas de dumping en el sector.
Productores y sindicatos habían denunciado que existían de hecho en la industria frigorífica “coordinaciones” entre los dueños de las plantas para disminuir la oferta de ganado con el fin de pagar menos dinero a los productores y aumentar el precio de venta en las carnicerías.
Pero nada hubo.
Carne uruguaya para el extranjero
Y los extranjeros monopolizando el sector
“Los consumidores uruguayos se preguntan además cómo es posible que ‘en el país de la carne’, cueste tan caro comer un mísero corte de asado, base de la alimentación de los uruguayos hasta hace no tanto tiempo y hoy un verdadero lujo”, dijo recientemente un dirigente de la central sindical PIT-CNT.
“Una de las respuestas es que la responsabilidad la tienen los monopolios, los frigoríficos concentrados: como nadie les pone límites, hacen lo que quieren, en todo sentido. La mayor parte de la carne la exportan, al ciudadano uruguayo se la cobran a precio de exportación, pero al productor nacional le pagan a precio ‘nacional’. Insólito”.
Diez años atrás, cuando era ministro de Agricultura en el primer gobierno de Tabaré Vázquez, José Mujica impuso la venta en las carnicerías de un corte de asado a precios “populares”. Se le llamó “asado del Pepe”, y poco duró, entre otras cosas porque su calidad dejaba mucho que desear.
Es muy probable que el proceso de extranjerización de esta industria, fundamentalmente de “brasilianización”, continúe imparable.
“A los frigoríficos brasileños, que son los dominantes, Uruguay les sirve porque pueden entrar con la carne a mercados que su país tiene vedados. Seguirán viniendo entonces, y se irán el día que las cosas cambien”, decía el sindicalista.