10
Junio
2015
Con Almudena Fontecha y Ana María Corral
“El drama del Mediterráneo no es sólo un problema humanitario”
La profundidad del mar de la miseria
En Madrid, Gerardo Iglesias
Foto: Gerardo Iglesias
Si las relaciones Norte-Sur no cambian y no se apunta a combatir las desigualdades sociales y a repartir mejor la riqueza a uno y otro lado del Mar Mediterráneo, dramas como los que se han multiplicado en los últimos años en el “mar de la miseria” se seguirán dando, dijeron a La Rel Almudena Fontecha y Ana María Corral, respectivamente, secretaria para la Igualdad y responsable del Departamento de Migraciones, ambas de UGT.
-El Mediterráneo, que se ha caracterizado por dar tanta vida, ahora es noticia porque allí se ahogan cientos y cientos de personas buscando una vida mejor, trabajo decente, algo de dignidad. Me gustaría saber cuál es vuestra reflexión sobre este drama.
AF- Así es desde hace años. Ahora están viniendo a Europa masas de inmigrantes desde Libia, como antes venían de otros países. Y llegan a Italia, a Grecia.
O por tierra a Ceuta y Melilla, y de eso se habla menos, aunque debería ser una vergüenza para un país como España.
Lo que se vive en las vallas de Ceuta y Melilla es vergonzoso. Ha habido algunos juicios por la actuación policial en la represión en la frontera terrestre con Marruecos, pero ha pasado un poco desapercibido ante la magnitud de lo del Mediterráneo y la cantidad de muertos.
No deja de todas maneras de ser igualmente vergonzoso. Y lleva ocurriendo hace muchísimos años.
AF- Así es desde hace años. Ahora están viniendo a Europa masas de inmigrantes desde Libia, como antes venían de otros países. Y llegan a Italia, a Grecia.
O por tierra a Ceuta y Melilla, y de eso se habla menos, aunque debería ser una vergüenza para un país como España.
Lo que se vive en las vallas de Ceuta y Melilla es vergonzoso. Ha habido algunos juicios por la actuación policial en la represión en la frontera terrestre con Marruecos, pero ha pasado un poco desapercibido ante la magnitud de lo del Mediterráneo y la cantidad de muertos.
No deja de todas maneras de ser igualmente vergonzoso. Y lleva ocurriendo hace muchísimos años.
Europa se amuralla
Todas sus políticas apuntan a mayor inequidad
-Europa se ha vuelto una muralla.
AF-Así es. Esa es la política de la Unión Europea. Las políticas de inmigración no se pueden ver de manera aislada.
Tienen que ver con las políticas de comercio, de recortes sociales, de cooperación (o mejor dicho de no cooperación) con los países emisores de emigrantes, etcétera.
Estamos, además, a muy pocos quilómetros del continente africano, donde la gente está pasando hambre y padece además conflictos bélicos que muchas veces no crearon. Lo que estamos haciendo nosotros es subir un poco más las vallas, pero el hambre pasa a través de las vallas.
AMC- Hay además una política muy elitista. Se acepta a gente de Siria, pero no de otros países.
En Melilla se ha abierto una oficina de asilo en la frontera, pero sólo para sirios. Inmigrantes de origen subsahariano no pueden entrar, y si quieren hacerlo tienen que saltar la valla.
Tanto la legislación europea como la de cada país europeo prevén sanciones para la trata de personas, pero la gente que llega en los barcos no son consideradas víctimas sino delincuentes.
Ni siquiera aparece una actitud humanitaria en las jerarquías europeas: en octubre pasado, la Unión reemplazó la operación italiana de rescate en el Mediterráneo por otra puramente de seguridad, con muchísimo menos dinero, barcos de otro tipo, sin personal humanitario a bordo.
AF-Se han puesto cuchillas en las vallas. Para que no puedan saltarlas. Es el ejemplo más gráfico de estas políticas de extrema dureza.
Después de lo que pasó en Italia se habla de que la UE va a conceder 5.000 plazas de refugiados. Es absolutamente ridículo. La UE va a elegir el tipo de inmigrante que quiere.
A un tipo de migración económica le pondrá puentes de plata, al otro todas las mayores dificultades del mundo.
AMC- El Convenio de Dublín II de la UE establece que el inmigrante debe solicitar asilo en el primer país que pisa. España ya no es un país atractivo para nadie.
Los sirios que aquí llegan no quieren quedarse en España, pero están obligados a pedir asilo aquí. Lo mismo pasa con los otros países de arribo. Los países más ricos se desentienden. Y los del sur los rechazan. España es de los que menos asilo concede.
AF- En la frontera con Marruecos, además, las vallas son tres, y España sólo reconoce que un inmigrante llegó a tierra española cuando pasó las tres.
Si pasó una sola llega a tierra de nadie y puede ser expulsado por unas puertecitas de vuelta hacia Marruecos. Esa persona, mayor o menor de edad, volverá a ser un número.
Lo peor es que la ley española de migración, aprobada hace pocos meses, legaliza este método, que viola la Convención de Ginebra.
-Por otro lado está la necesidad de actuar para cambiar la situación de inequidad y pobreza que asola a los países emisores, pero nada se hace…
AMC - A través de nuestro Instituto Sindical de Cooperación al Desarrollo tenemos centros de atención en África o en América Central.
Tenemos uno en Senegal, por ejemplo, donde la situación es dramática. Y la gente de allí lo que ve es que llegan a sus países empresas transnacionales que les roban sus riquezas, que arrasan con sus fuentes de recursos, como la pesca, ¿y qué les queda? Irse.
AF-Así es. Esa es la política de la Unión Europea. Las políticas de inmigración no se pueden ver de manera aislada.
Tienen que ver con las políticas de comercio, de recortes sociales, de cooperación (o mejor dicho de no cooperación) con los países emisores de emigrantes, etcétera.
Estamos, además, a muy pocos quilómetros del continente africano, donde la gente está pasando hambre y padece además conflictos bélicos que muchas veces no crearon. Lo que estamos haciendo nosotros es subir un poco más las vallas, pero el hambre pasa a través de las vallas.
AMC- Hay además una política muy elitista. Se acepta a gente de Siria, pero no de otros países.
En Melilla se ha abierto una oficina de asilo en la frontera, pero sólo para sirios. Inmigrantes de origen subsahariano no pueden entrar, y si quieren hacerlo tienen que saltar la valla.
Tanto la legislación europea como la de cada país europeo prevén sanciones para la trata de personas, pero la gente que llega en los barcos no son consideradas víctimas sino delincuentes.
Ni siquiera aparece una actitud humanitaria en las jerarquías europeas: en octubre pasado, la Unión reemplazó la operación italiana de rescate en el Mediterráneo por otra puramente de seguridad, con muchísimo menos dinero, barcos de otro tipo, sin personal humanitario a bordo.
AF-Se han puesto cuchillas en las vallas. Para que no puedan saltarlas. Es el ejemplo más gráfico de estas políticas de extrema dureza.
Después de lo que pasó en Italia se habla de que la UE va a conceder 5.000 plazas de refugiados. Es absolutamente ridículo. La UE va a elegir el tipo de inmigrante que quiere.
A un tipo de migración económica le pondrá puentes de plata, al otro todas las mayores dificultades del mundo.
AMC- El Convenio de Dublín II de la UE establece que el inmigrante debe solicitar asilo en el primer país que pisa. España ya no es un país atractivo para nadie.
Los sirios que aquí llegan no quieren quedarse en España, pero están obligados a pedir asilo aquí. Lo mismo pasa con los otros países de arribo. Los países más ricos se desentienden. Y los del sur los rechazan. España es de los que menos asilo concede.
AF- En la frontera con Marruecos, además, las vallas son tres, y España sólo reconoce que un inmigrante llegó a tierra española cuando pasó las tres.
Si pasó una sola llega a tierra de nadie y puede ser expulsado por unas puertecitas de vuelta hacia Marruecos. Esa persona, mayor o menor de edad, volverá a ser un número.
Lo peor es que la ley española de migración, aprobada hace pocos meses, legaliza este método, que viola la Convención de Ginebra.
-Por otro lado está la necesidad de actuar para cambiar la situación de inequidad y pobreza que asola a los países emisores, pero nada se hace…
AMC - A través de nuestro Instituto Sindical de Cooperación al Desarrollo tenemos centros de atención en África o en América Central.
Tenemos uno en Senegal, por ejemplo, donde la situación es dramática. Y la gente de allí lo que ve es que llegan a sus países empresas transnacionales que les roban sus riquezas, que arrasan con sus fuentes de recursos, como la pesca, ¿y qué les queda? Irse.
Migraciones y sindicatos
Atacar la raíz del problema
-Me ha parecido que tampoco el movimiento sindical está a la altura de esta problemática, que este tema no ha generado la sensibilidad debida a nivel de muchas confederaciones sindicales.
AF- Hace unas semanas estuve en una reunión de 15 secretarios generales de sindicatos europeos y el tema fue planteado. Lo plantearon por ejemplo las centrales italianas, que están muy preocupadas.
Como UGT les ofrecimos a los italianos la posibilidad de hacer un seminario sobre el tema para establecer una estrategia común, ya que hoy les toca a ellos y mañana nos puede volver a tocar a nosotros: el Mediterráneo es un espacio compartido.
La idea es llegar con un planteo común a la Confederación Europea de Sindicatos, que se reúne en setiembre. En un momento nos sentimos muy solos en la Confederación, es cierto, en estos temas.
Nuestra posición no tenía que ver con la de los alemanes, por ejemplo.
Nosotros estamos cada vez más convencidos de que las cosas deben cambiar globalmente en Europa, y que la Confederación debe plantearlo así: apuntar a una nueva distribución de la riqueza, a combatir la desigualdad en todos lados y a modificar las relaciones comerciales entre norte y sur.
Esto no es sólo un problema humanitario. Si lo viéramos solo como un problema humanitario no estaríamos apuntando a lo esencial.
Este es un problema básicamente económico, de distribución de la riqueza, y como tal hay que plantearlo.
AF- Hace unas semanas estuve en una reunión de 15 secretarios generales de sindicatos europeos y el tema fue planteado. Lo plantearon por ejemplo las centrales italianas, que están muy preocupadas.
Como UGT les ofrecimos a los italianos la posibilidad de hacer un seminario sobre el tema para establecer una estrategia común, ya que hoy les toca a ellos y mañana nos puede volver a tocar a nosotros: el Mediterráneo es un espacio compartido.
La idea es llegar con un planteo común a la Confederación Europea de Sindicatos, que se reúne en setiembre. En un momento nos sentimos muy solos en la Confederación, es cierto, en estos temas.
Nuestra posición no tenía que ver con la de los alemanes, por ejemplo.
Nosotros estamos cada vez más convencidos de que las cosas deben cambiar globalmente en Europa, y que la Confederación debe plantearlo así: apuntar a una nueva distribución de la riqueza, a combatir la desigualdad en todos lados y a modificar las relaciones comerciales entre norte y sur.
Esto no es sólo un problema humanitario. Si lo viéramos solo como un problema humanitario no estaríamos apuntando a lo esencial.
Este es un problema básicamente económico, de distribución de la riqueza, y como tal hay que plantearlo.
Ilustración: CartonClub