15
Agosto
2016
Brasil | Sociedad | DDHH | MEMORIA

El 25 de agosto, Harald Edelstam tendrá su plaza en Porto Alegre

Jair Krischke y Gerardo Iglesias
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Ilustración: Allan McDonald

Los esfuerzos dieron sus frutos, las promesas se cumplieron y el 25 de agosto el intendente de Porto Alegre, José Fortunati, firmará la ley que creará en la ciudad la plaza Harald Edelstam, en homenaje al singular embajador sueco que tantas vidas de refugiados latinoamericanos salvara.
Tres años atrás, cuando se celebraba el centenario del nacimiento de Edelstam, nuestras dos organizaciones presentaron un proyecto para levantar en Porto Alegre una plaza en su memoria.

Hubo que superar numerosos obstáculos burocráticos, pero la determinación de todos quienes considerábamos que el ejemplar diplomático nórdico debía tener un espacio público que lo recordara pudo más, y el objetivo se logró.

A comienzos de este mes, Fortunati había anunciado la buena nueva en un acto público. Ahora se sabe que el 25 de agosto, a las 10.30 de la mañana, en la sede de la Intendencia, el alcalde estampará su firma en la ley que crea una plaza–“espacio vivo de una ciudad si lo hay”, según su propia definición- en recuerdo de Edelstam.

Inspirados de iniciativas similares en otros países de la región, la Intendencia de Porto Alegre y el MJDH vienen llevando a cabo en conjunto el programa Marcas de la Memoria, que apunta no sólo a identificar sitios de muerte y tortura utilizados por la dictadura en la ciudad sino también a rescatar a militantes humanitarios y perseguidos.

En ese programa se inscribe este homenaje al embajador sueco.

Nacido en Estocolmo en 1913 y fallecido en 1989, Harald defendió a perseguidos por distintos regímenes totalitarios a lo largo de toda su vida, desde la Noruega ocupada por los nazis durante la segunda guerra mundial, hasta las dictaduras latinoamericanas de los años 1970 y 1980.

Y lo hizo poniendo en peligro su propia vida, algo no tan común en un medio diplomático que hace de la neutralidad su consigna.

El Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Brasil y la Regional Latinoamericana de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, sabedores de que en un momento en que predomina la cultura del olvido es cada vez más importante rescatar la memoria, nos congratulamos que finalmente se haga justicia con Edelstam.