01
Septiembre
2016

Aquellas y estas violaciones a los derechos humanos

Daniel Gatti
20160901 Amnistia714

Fotos: vanguardia.com.mx

La impunidad y la debilidad de las estructuras estatales encargadas de juzgar los crímenes y reparar a las víctimas explican que varias décadas después de caídas las dictaduras, siga habiendo en la mayor parte de las sociedades latinoamericanas una deuda impaga sobre las violaciones a los derechos humanos en los años setenta.
Esos mismos factores, y muchos otros, explican a su vez que en la actualidad América Latina presente una “crisis de derechos humanos” de enorme magnitud.

Esas conclusiones, que presentaba en su reciente informe sobre la situación de los derechos en el mundo en 2015, la asociación Amnistía Internacional (AI) volvió a sacarlas a luz este 30 de agosto, en ocasión de una nueva conmemoración del Día Internacional del Detenido Desaparecido.

Hay una conexión evidente entre la carencia de justicia respecto al pasado, la escasa depuración que han sufrido los aparatos represivos y la “crisis” actual en la materia, señala la ONG.

La propia práctica de la desaparición forzada sigue siendo una realidad en numerosos países de la región, como Colombia, México y varios de América Central.

“A pesar de que la mayoría de los Estados respaldan y han ratificado las normas y tratados internacionales de derechos humanos, los derechos prometidos siguen siendo papel mojado para millones de personas”, señalaba el informe 2015 de AI.

Hay “una tendencia insidiosa y progresiva al debilitamiento de los derechos humanos fruto de la acción deliberada de gobiernos que atacan, abandonan o no aportan fondos suficientes a las instituciones creadas para ayudarnos a proteger nuestros derechos.

Los gobiernos de los países donde se producen desapariciones forzadas deben recibir mayor presión aún para que acaben con esta aborrecible práctica”, escribe la organización en un comunicado.

Amnistía Internacional subraya que los avances registrados en materia de justicia respecto a las violaciones del pasado reciente –y también los de hoy- han provenido fundamentalmente de “un continuo trabajo de incidencia, organización, oposición y activismo por parte de la sociedad civil, los movimientos sociales y quienes defienden los derechos humanos”.

Lo mismo, básicamente, opinan las organizaciones de defensa de los derechos humanos de la región.

México…
Duele, México
“La desaparición forzada es un problema mundial. En su momento fue principalmente producto de dictaduras militares.

En nuestros años tenebrosos, América Latina perdió decenas de miles de personas, vio distorsionado el desarrollo de sus sociedades, los lazos entre las generaciones, al tiempo que sus países eran saqueados”, escribió por ejemplo Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos en una declaración difundida este 30 de agosto.

Y agrega: “Pero la desaparición forzada también se perpetra hoy en situaciones complejas de conflicto interno, aún en estados formalmente democráticos”.

La organización uruguaya, que persiste en su lucha desde hace casi de 40 años y ha estado en el origen de los pocos avances que en la se han registrado en su país, reflexiona en su texto:

“¿A cuántos ambientalistas, sindicalistas, periodistas han desaparecido o asesinado en estos años? ¿Cuántos maestros y activistas han desaparecido sólo en México?

El objetivo de estas prácticas sigue siendo el mismo: reprimir, mediante la desorganización y el miedo que produce la desaparición forzada, cualquier oposición”.

Amnistía y los grupos latinoamericanos coinciden también en sus reclamos básicos, válidos para el ayer como para la actualidad: “verdad, justicia, reparación integral y garantías de no repetición”.