10
Febrero
2017

Agronegocio intensifica procesos de erosión en el bioma gaúcho

Daniel P. Giovanaz – Brasil de Fato
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Foto: Roberto Verdun - UFRGS

Se trata de un fenómeno natural que, debido a la superexposición de los suelos, viene extendiendo las manchas de arena en los campos de Rio Grande do Sul.
El agricultor Claudio Hamilton Pereira da Luz ve con pesar el parche de arena que se forma en medio de su cultivo de maíz en Passo Novo, suroeste de Rio Grande do Sul.

“Es debido a un mal uso de la tierra”, explica el pequeño productor, que vive en el asentamiento Novo Alegrete, a 520 kms de Porto Alegre. “Hasta mayo de 2008, aquí se plantaba soja”.

En todo el estado, se estima que al menos seis hectáreas de campo están tomadas por la arena.

El fenómeno denominado arenización no depende sólo de la acción humana, pero es un consenso entre los investigadores que la expansión de la agricultura comercial ayuda a intensificar los procesos erosivos.

La deforestación de la flora nativa para plantar soja, por ejemplo, conduce a la extinción de la vegetación en regiones específicas del estado y contribuye para que el suelo esté más expuesto al viento y a las tormentas.

Los altos niveles de lluvia y el suelo arenoso de la región van creando surcos al interior de la tierra y abren ranuras que se expanden con los torrentes de agua formando cráteres de arena denominados “voçorocas”.

Con la acción del viento la arena se expande por los campos dando origen a las manchas o parches como aquellos que el agricultor observa en la localidad de Passo Novo.

De las 56 familias asentadas en Novo Alegrete, al menos en cuatro parcelas se han visto impedidos de plantar a causa de los arenales.

Como aquel territorio solía ser usado para monocultivo, los residentes creen que la diversificación de los cultivos puede evitar que el problema se vuelva a repetir en lotes vecinos.

“Aquí tenemos plantaciones de caña de azúcar, también se siembra maíz, mandioca, boniato...”, enumera el productor. “Como está lloviendo mucho, he optado por plantar más maíz”.

Según el investigador Roberto Verdum, el problema no son sólo los monocultivos, sino el mal uso de la tierra.

“El primer gran momento de crecimiento de la demanda de soja fue en los años 70, y medianos y grandes propietarios nunca tuvieron cuidado de no exponer el suelo. La arena, para ellos, era ya parte del paisaje “, dice Verdum, profesor del Programa de Posgrado en Geografía de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS).

“Como esta región fue durante siglos una zona típica de pastoreo, la expansión de la agricultura comercial también disminuyó el área destinada al ganado. Y a medida que el número de cabezas de res por hectárea no ha disminuido proporcionalmente, el aumento de la presión sobre la tierra también ha intensificado los procesos de erosión en la pampa”.

El área conocida como pampa riograndense, también denominada campaña gaúcha, ocupa alrededor de 176.000 kilómetros cuadrados – 2 por ciento del país - cercana a la frontera de Rio Grande do Sul con Argentina y Uruguay.

Con una vegetación nativa compuesta de gramíneas y hierbas rastreras, el bioma se encuentra en la zona de mayor prevalencia de campos naturales preservados de Brasil.

Éxodo rural
La seguridad alimentaria en peligro
Las pequeñas propiedades del municipio rural de San Francisco de Asís se encuentran entre las más afectadas por la erosión.

María Gloreti Brito tuvo que abandonar el pueblo de Santa María de Ibicuí, entre Alegrete y San Francisco de Asís y ahora vive en São Leopoldo, en la región metropolitana de Porto Alegre:
“En mi parcela solo hay arena”, cuenta.

A finales de 1970, la Secretaría de Agricultura de Rio Grande do Sul implementó el denominado Plan Piloto Alegrete, un conjunto de investigaciones empíricas para la “recuperación de los desiertos”, que llegó a la conclusión de que el eucalipto era la especie que mejor se desarrollaba en los arenales.

Durante tres décadas, el gobierno y el sector privado han invertido en la plantación de estos árboles con el pretexto de la incorporación de áreas deforestadas o infértiles al sistema productivo.

Con la llegada de la empresa sueco-finlandesa Stora Enso a la región, en 2007, se hizo evidente que el proyecto de monocultivo de eucalipto en la pampa no solo no resolvía el problema de la erosión sino que perpetuaba la lógica del agronegocio en el estado.

De acuerdo con información del Sindicato de Trabajadores Rurales de San Francisco de Asís, 11.000 hectáreas ya fueron vendidas a grandes empresas para la producción de eucalipto en el municipio en los últimos seis años.

“Los pequeños agricultores, sin alternativa, se ven obligados a migrar a la ciudad, formando nuevas villas y engrosando las favelas porque no consiguen empleo. Y lo que antes era campo de la agricultura familiar, se volvió eucalipto” dice el presidente del sindicato, Aureliano Pires.

Aunque no hay cifras precisas del éxodo rural en la región, la principal preocupación de la organización sindical en 2017 es la seguridad alimentaria de la población.

Representante de los pequeños productores del municipio, Aureliano Pires llama la atención sobre el creciente mercado de consumo de alimentos en las zonas urbanas.

“Antes, la agricultura familiar producía el 70 por ciento de lo consumido en la ciudad. De repente, la demanda de alimentos ha aumentado, pero nadie los produce”, alerta.

“Sabemos que esta arena tiene que ver con el mal uso de la tierra, con los monocultivos de soja y tabaco, que hay mucho aquí en la región. Pero la alternativa que proponemos como productores no es el eucalipto, y sí un nuevo estímulo para la agricultura familiar".

Concentración de la tierra
Un debate que no se ha dado
Rio Grande do Sul es el tercer productor de soja de Brasil: en la zafra 2015-2016 el estado produjo 16 millones de toneladas.

“La soja tuvo una caída entre 1985 y 1990, pero hace unos diez años, con la nueva reactivación del mercado mundial de commodities, los grandes productores están regresando a comprar áreas para la agricultura en la región", apunta Roberto Verdum.

En la última cosecha, de acuerdo con la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), alrededor de 5,5 millones de hectáreas del territorio gaúcho se utilizaron exclusivamente para la siembra de soja.

El investigador de la UFRGS reconoce que existe una relación entre arenización y concentración de la tierra en la región de la pampa, especialmente en lo que respecta a la producción de soja.

“Si tienes una pequeña propiedad y el 25 por ciento de ella es atacada por la erosión, entonces tienes un gran problema. Sin embargo, al gran propietario por lo general no le importa si hay uno u otro parche de arena. Para él es indiferente porque posee muchas hectáreas”, señala.

“El gran productor no se va a mover para cambiar esa realidad porque no le importa cuidar el suelo. Sin embargo, los estudios sobre arenización y desertificación suelen quedarse en el aspecto técnico, en la gestión de la tierra. El debate en torno a la cuestión agraria es un debate político que no se ha dado todavía”, concluye el geórgrafo.

Traducción: Luciana Gaffrée
Edición: Rel-UITA