13
Mayo
2016
Con Sergio Pacheco
Se plantea proyecto de ley para prohibir la producción de cigarrillos en Brasil
Se plantea proyecto de ley para prohibir la producción de cigarrillos en Brasil
Trabajadores y productores tabacaleros preocupados
En Montevideo, Amalia Antúnez
Sergio Pacheco | Foto: Nelson Godoy
Ante un contexto de por sí complicado para el sector del tabaco, las declaraciones realizadas por la representante estrella del latifundio y del agronegocio, la recientemente exministra de Agricultura Katia Abreu, en marzo pasado, sumaron más leña al fuego y pusieron en alerta a productores y trabajadores además de políticos de la región sur, donde se ubican los municipios que concentran el mayor cultivo de esa planta.
“Debería ser prohibido fabricar cigarrillos, no hay justificación para la venta de veneno, cuando regrese al Senado presentaré un proyecto de Ley en ese sentido”, disparó Katia Abreu en su cuenta de Twitter los primeros días de marzo.
Las diversas reacciones no tardaron en llegar, sobre todo de las asociaciones de tabacaleros, de los sindicatos y de los intendentes de los principales municipios productores de tabaco en Brasil.
Las notas de repudio a las declaraciones de la exministra coinciden en que hubo una total displicencia hacia el impacto social y económico que tendría una ley que impida la fabricación de cigarrillos.
Para Sergio Pacheco, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Tabaco y la Alimentación de Santa Cruz, afiliado a la UITA, “resultan inadmisibles las declaraciones de Abreu porque incrementan el rechazo que ya vive este sector, desconociendo la importancia económica que tiene para el país”, manifestó.
El sector de fabricación de cigarrillos es responsable por miles de empleos y cerca de 8.000 millones de reales (2.000 millones de dólares) en impuestos por año, además de generar más de dos mil millones de dólares en divisas para el país.
“La cadena productiva del tabaco representa una parte muy importante de la economía brasileña, genera empleo e impuestos. Nosotros trabajamos con un producto 100 por ciento legal, combatimos el contrabando y el Ministerio de Agricultura tiene el deber de defender a los agricultores”, manifestó Iro Schünke, presidente del Sindicato Interestadual de la Industria de Tabaco (Sinditabaco), que representa la rama empresarial del sector.
La Asociación de Municipios Productores de Tabaco (Amprotabaco) comenzó a movilizar diputados y senadores para defender el sector en Brasilia, por su parte el presidente de la Cámara Sectorial del Tabaco e intendente de Venâncio Aires, Airton Artus declaró en su momento que la exministra no fue honesta cuando participó en reuniones y exposiciones realizadas por productores de tabaco donde había indicado su apoyo al sector y toda su cadena productiva.
Las diversas reacciones no tardaron en llegar, sobre todo de las asociaciones de tabacaleros, de los sindicatos y de los intendentes de los principales municipios productores de tabaco en Brasil.
Las notas de repudio a las declaraciones de la exministra coinciden en que hubo una total displicencia hacia el impacto social y económico que tendría una ley que impida la fabricación de cigarrillos.
Para Sergio Pacheco, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Tabaco y la Alimentación de Santa Cruz, afiliado a la UITA, “resultan inadmisibles las declaraciones de Abreu porque incrementan el rechazo que ya vive este sector, desconociendo la importancia económica que tiene para el país”, manifestó.
El sector de fabricación de cigarrillos es responsable por miles de empleos y cerca de 8.000 millones de reales (2.000 millones de dólares) en impuestos por año, además de generar más de dos mil millones de dólares en divisas para el país.
“La cadena productiva del tabaco representa una parte muy importante de la economía brasileña, genera empleo e impuestos. Nosotros trabajamos con un producto 100 por ciento legal, combatimos el contrabando y el Ministerio de Agricultura tiene el deber de defender a los agricultores”, manifestó Iro Schünke, presidente del Sindicato Interestadual de la Industria de Tabaco (Sinditabaco), que representa la rama empresarial del sector.
La Asociación de Municipios Productores de Tabaco (Amprotabaco) comenzó a movilizar diputados y senadores para defender el sector en Brasilia, por su parte el presidente de la Cámara Sectorial del Tabaco e intendente de Venâncio Aires, Airton Artus declaró en su momento que la exministra no fue honesta cuando participó en reuniones y exposiciones realizadas por productores de tabaco donde había indicado su apoyo al sector y toda su cadena productiva.
¿Tabaco no, agrotóxicos sí?
El veneno en los alimentos está bien
El combate al consumo de tabaco está directamente ligado a su nocividad para la salud, y quienes lo promueven desde sus bancadas políticas generalmente olvidan la contracara de esta batalla.
Los trabajadores y productores vienen sufriendo los embates de varios actores sociales y los dichos de la ministra Abreu solo agudizaron el rechazo.
Pero no se puede perder de vista que esta señora que dice que el tabaco es un veneno, y que por ende debe prohibirse su venta, es la misma que defiende el uso de agrotóxicos diciendo que no son malos para la salud.
En este sentido, la exministra no solo olvida que detrás del consumo de tabaco, existe una industria de la que dependen miles de familias, sino que además está obviando un hecho fundamental, fumar es opcional, no así el consumo de agrotóxicos que generalmente se da a través de los alimentos fumigados.
“Los pobres tienen que comer alimentos que son producidos con agrotóxicos sí, porque son los más baratos”, dijo en defensa de un pedido para agilizar el registro para uso de agroquímicos, que realizó al Ministerio de Salud, cuando todavía era senadora.
Su defensa por el uso de agrotóxicos, generalmente ligados al agronegocio y a los monocultivos, sectores que ella representa, se mantiene desde la dirección de la cartera de Agricultura.
Según un informe del Instituto Nacional del Cáncer de Brasil, divulgado en abril de 2015, el país es el mayor consumidor mundial de productos cultivados con agrotóxicos, lo que convierte a su población en blanco de una serie de enfermedades, en particular el cáncer.
Muchos de los pesticidas usados en Brasil ya son prohibidos en Estados Unidos, China, Europa y varios países de África.
Según ese estudio, cada brasileño consume un promedio de 5,2 kg de veneno agrícola por año y a diferencia del consumo de tabaco, para esto no existe otra opción que continuar como está, que es barato y bueno.
¡Vamos señora, no sea cínica!
Los trabajadores y productores vienen sufriendo los embates de varios actores sociales y los dichos de la ministra Abreu solo agudizaron el rechazo.
Pero no se puede perder de vista que esta señora que dice que el tabaco es un veneno, y que por ende debe prohibirse su venta, es la misma que defiende el uso de agrotóxicos diciendo que no son malos para la salud.
En este sentido, la exministra no solo olvida que detrás del consumo de tabaco, existe una industria de la que dependen miles de familias, sino que además está obviando un hecho fundamental, fumar es opcional, no así el consumo de agrotóxicos que generalmente se da a través de los alimentos fumigados.
“Los pobres tienen que comer alimentos que son producidos con agrotóxicos sí, porque son los más baratos”, dijo en defensa de un pedido para agilizar el registro para uso de agroquímicos, que realizó al Ministerio de Salud, cuando todavía era senadora.
Su defensa por el uso de agrotóxicos, generalmente ligados al agronegocio y a los monocultivos, sectores que ella representa, se mantiene desde la dirección de la cartera de Agricultura.
Según un informe del Instituto Nacional del Cáncer de Brasil, divulgado en abril de 2015, el país es el mayor consumidor mundial de productos cultivados con agrotóxicos, lo que convierte a su población en blanco de una serie de enfermedades, en particular el cáncer.
Muchos de los pesticidas usados en Brasil ya son prohibidos en Estados Unidos, China, Europa y varios países de África.
Según ese estudio, cada brasileño consume un promedio de 5,2 kg de veneno agrícola por año y a diferencia del consumo de tabaco, para esto no existe otra opción que continuar como está, que es barato y bueno.
¡Vamos señora, no sea cínica!