30
Noviembre
2015
El sector azucarero colombiano en su laberinto
Con Jairo Saavedra
Con Jairo Saavedra
“Sin paz laboral no se construirá la paz que Santos está soñando”
En Cali, Gerardo Iglesias
Jairo Saavedra es vicepresidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC) y presidente del Sindicato de Trabajadores Cultivadores y Procesadores de la Caña de Azúcar de los Departamentos del Valle del Cauca y del Cauca (Sintracañavalc). La Rel dialogó con él sobre la situación del sector azucarero colombiano amenazado de quedar a la intemperie y bajo ataque de las políticas neoliberales.
-En el seno de la CTC se ha conformado el sector de la agroindustria…
-Es así. Hay ocho organizaciones sindicales del sector azucarero que se han vinculado a la CTC, unos 6.600 trabajadores en total.
En el caso del Ingenio Manuelita tenemos afiliados a 2.130 trabajadores y hemos venido con esta intención de acercarnos a la UITA.
He estado hablando con los compañeros para que entiendan la importancia de vincularnos a la UITA y sería bueno que, en algún momento, tú puedas reunirte con el Comité Ejecutivo para dar un amplio informe, tanto sobre el trabajo que realizan internacionalmente en lo sindical, como sobre el tema alimentario y, en especial, el tema del azúcar.
-Claro, con mucho gusto. A ese propósito, Colombia vive un momento muy delicado para la sostenibilidad del sector azucarero, ¿verdad?
-Estamos atravesando una crisis que pone en riesgo a unos 188 mil puestos de trabajo, entre directos e indirectos.
Además de la producción de azúcar, de etanol y de energía, la caña de azúcar vincula a muchas otras personas. En el sur-occidente colombiano, entre el 70 y 80 por ciento de los tributos que reciben los municipios provienen de la industria azucarera.
El gobierno en este momento pretende reducir el arancel a la importación de azúcar, afectando gravemente el sector y sobre todo, el empleo de miles de trabajadores. Es por eso que estamos exigiendo que este arancel se mantenga para garantizar la estabilidad del empleo.
Lamentablemente el gobierno nacional tiene los ojos puestos en la industria azucarera y mantiene una actitud contradictoria: por un lado dice que Colombia necesita de un sector azucarero competitivo y, por el otro, pone en riesgo la sobrevivencia de no menos de 8 de los 14 ingenios azucareros que existen actualmente, que son aquellos que solamente producen azúcar y no tienen capacidad para diversificar su actividad productiva.
-Es así. Hay ocho organizaciones sindicales del sector azucarero que se han vinculado a la CTC, unos 6.600 trabajadores en total.
En el caso del Ingenio Manuelita tenemos afiliados a 2.130 trabajadores y hemos venido con esta intención de acercarnos a la UITA.
He estado hablando con los compañeros para que entiendan la importancia de vincularnos a la UITA y sería bueno que, en algún momento, tú puedas reunirte con el Comité Ejecutivo para dar un amplio informe, tanto sobre el trabajo que realizan internacionalmente en lo sindical, como sobre el tema alimentario y, en especial, el tema del azúcar.
-Claro, con mucho gusto. A ese propósito, Colombia vive un momento muy delicado para la sostenibilidad del sector azucarero, ¿verdad?
-Estamos atravesando una crisis que pone en riesgo a unos 188 mil puestos de trabajo, entre directos e indirectos.
Además de la producción de azúcar, de etanol y de energía, la caña de azúcar vincula a muchas otras personas. En el sur-occidente colombiano, entre el 70 y 80 por ciento de los tributos que reciben los municipios provienen de la industria azucarera.
El gobierno en este momento pretende reducir el arancel a la importación de azúcar, afectando gravemente el sector y sobre todo, el empleo de miles de trabajadores. Es por eso que estamos exigiendo que este arancel se mantenga para garantizar la estabilidad del empleo.
Lamentablemente el gobierno nacional tiene los ojos puestos en la industria azucarera y mantiene una actitud contradictoria: por un lado dice que Colombia necesita de un sector azucarero competitivo y, por el otro, pone en riesgo la sobrevivencia de no menos de 8 de los 14 ingenios azucareros que existen actualmente, que son aquellos que solamente producen azúcar y no tienen capacidad para diversificar su actividad productiva.
Un presidente que desprotege la producción nacional
Difícil construir paz con desempleo y hambre
-Cuando el presidente Juan Manuel Santos habla se lo nota más preocupado de hacer bien los deberes con Estados Unidos y las transnacionales…
-En eso tiene la mira él, y ya debe de tener sus arreglos con su colega Barack Obama para que Colombia importe cada vez más desde Estados Unidos. Nosotros estamos defendiendo la industria nacional. Creo que Colombia se equivocó en firmar este TLC con Estados Unidos.
Ya tenemos un problema muy grande con nuestros campesinos, que sacan su producción y nadie se la compra porque el producto importado resulta más económico. Finalmente no solo quedan endeudados con el Banco Agrario sino que pierden sus tierras para poder pagar la deuda.
-Tarde o temprano, Santos deberá entender que no se llega a la paz generando más pobreza y desempleo.
-El presidente está empeñado en obtener el Premio Nobel de la Paz a costilla de los puestos de trabajo en Colombia e incrementando el desplazamiento de las familias rurales de los diferentes departamentos.
La gente que vive en un departamento como este (el Valle), que solo vive de la caña de azúcar, si se queda sin empleo deberá migrar a otro sitio u otro país en la búsqueda de más oportunidades.
-El lunes 30 de noviembre va a haber una gran movilización para mostrar el descontento frente a esta política. Por supuesto que la CTC va a ser parte de esta actividad…
-Sí, la CTC va a participar junto con la otras dos centrales sindicales. Aspiramos a movilizar a muchos trabajadores. En efecto, recordamos que si en la industria azucarera hay unos 188 mil empleos en juego, en el sector de la panela hay unos 350 más solo aquí en el sur-occidente colombiano.
El gobierno pretende acusar al movimiento sindical diciendo que no entiende la posición de los sindicatos y las centrales, porque ahora defienden al capital. Nosotros decimos que no estamos defendiendo el capital, sino el trabajo, porque si se ataca a la industria se acaba el empleo.
Hay que entender también una cosa: que sin paz laboral no se construirá la paz que Santos está soñando.
Fotos: Giorgio Trucchi