13
Septiembre
2017

Otro ataque a quemarropa al sindicalismo rural

En Montevideo, Amalia Antúnez
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Foto: Gerardo Iglesias

“La investigación no ha arrojado datos nuevos. Lo que se sabe fehacientemente es que el móvil del crimen no fue el robo, y la saña con la que fueron asesinados deja mucho que pensar”, dijo Elías D’Angelo,  secretario de Políticas Agrarias de CONTAG, al referirse a los recientes asesinatos de la dirigente campesina Terezinha Rios Pedrosa y de su esposo Aloísio da Silva Lara.
Ríos fue presidenta del Sindicato de Trabajadores Rurales de Nuestra Señora del Livramento y siempre participó en la lucha por la reforma agraria y por la demarcación de las tierras de los quilombolas.

“La compañera además fue edil y dirigente de la Federación de Trabajadores Rurales de Mato Grosso y en las pasadas elecciones fue candidata a viceintendente de su ciudad. Era una mujer muy activa en la lucha”, enfatizó.

Terezinha era, asimismo, presidenta de la regional de Mato Grosso de la Unión Nacional de Cooperativas de Agricultores Familiares (Unicafes), sistema de cooperativas liderado por la Contag.

“Estaba plenamente involucrada en la tarea de organizar la producción de la agricultura familiar. Su muerte tan brutal nos deja consternados”, señaló D’Angelo.

No había sido objeto de amenazas recientemente, pero las características del doble crimen son similares a los cientos de asesinatos vinculados a los conflictos agrarios que han tenido lugar en los últimos años.

Contag está acompañando la investigación, presionando a los organismos involucrados para que se aclaren los hechos más temprano que tarde”, afirmó D’Angelo.

La ola de violencia contra campesinos, agricultores familiares, líderes rurales y pueblos originarios en Brasil está alcanzado cifras alarmantes en 2017.

Según datos de la Comisión Pastoral de la Tierra, se cometieron 41 asesinatos por conflictos agrarios en lo que va del año, cifra que se acerca al total de muertes ocurridas en 2016.

Este total no incluye las muertes de Terezinha Ríos y su esposo, ni la reciente masacre de una tribu indígena en el Vale del Javari en Amazonas.