13
Julio
2016
Con Marisa Díaz Bernat, camarera de piso
“Ojalá pudiéramos hacer mucho más”
Una camarera valorizada en un sector que es un cadalso para miles de trabajadoras
En Bariloche, Gerardo Iglesias
Marisa Díaz Bernat | Foto: Gerardo Iglesias
Marisa trabaja en el Hotel Presidente Perón de UTHGRA en Mar del Plata y es, además, una de las promotoras de buenas prácticas para las camareras de piso. A pesar de su timidez y manifiesto temor para enfrentar al público, se mostró muy segura y sus técnicas y ráfagas de humor fueron bienvenidas por las 130 compañeras que asistieron al 7º Encuentro de Camareras de Piso realizado en Bariloche el último jueves 7.
-¿Te imaginaste alguna vez que estarías frente a un auditorio tan numeroso?
-No, la verdad que no (sonrisas). Soy algo tímida y no puedo hablar sin emocionarme…
-¿Te emocionas…?
-Sí, siempre me ha sensibilizado el problema ajeno, y cuando comenzamos con este proyecto de difundir buenas prácticas para mejorar el trabajo de las camareras, me sentí vista y valorada.
El trabajo en el área de las camareras de piso es arduo y es el motor del hotel, pero no se valoriza como tal.
-¿Similar a la desvalorización que tiene el trabajo de la mujer en el hogar?
-Sí, tal cual. Es como que nadie se da cuenta que la higiene es fundamental para un establecimiento hotelero.
Mi caso es particular, porque yo me inicié en este oficio en el Presidente Perón, hace siete años, y las condiciones son diferentes.
Yo amo lo que hago y las compañeras que vienen como eventuales se quieren quedar siempre. Somos como una gran familia.
-¿Y cómo surgió esta nueva vocación casi actoral?
-(Sonrisas). ¡Por favor, una hace lo que puede! Mis compañeras me animaron. En el hotel somos 14 camareras que conformamos un gran equipo.
Hoy por hoy nos cuidamos mutuamente para llevar adelante las buenas prácticas laborales. Estamos logrando disminuir las molestias físicas que sufren la mayoría de las camareras. Estos encuentros son de gran utilidad para que las compañeras tengan herramientas y conocimientos que permitan trabajar mejor.
-No, la verdad que no (sonrisas). Soy algo tímida y no puedo hablar sin emocionarme…
-¿Te emocionas…?
-Sí, siempre me ha sensibilizado el problema ajeno, y cuando comenzamos con este proyecto de difundir buenas prácticas para mejorar el trabajo de las camareras, me sentí vista y valorada.
El trabajo en el área de las camareras de piso es arduo y es el motor del hotel, pero no se valoriza como tal.
-¿Similar a la desvalorización que tiene el trabajo de la mujer en el hogar?
-Sí, tal cual. Es como que nadie se da cuenta que la higiene es fundamental para un establecimiento hotelero.
Mi caso es particular, porque yo me inicié en este oficio en el Presidente Perón, hace siete años, y las condiciones son diferentes.
Yo amo lo que hago y las compañeras que vienen como eventuales se quieren quedar siempre. Somos como una gran familia.
-¿Y cómo surgió esta nueva vocación casi actoral?
-(Sonrisas). ¡Por favor, una hace lo que puede! Mis compañeras me animaron. En el hotel somos 14 camareras que conformamos un gran equipo.
Hoy por hoy nos cuidamos mutuamente para llevar adelante las buenas prácticas laborales. Estamos logrando disminuir las molestias físicas que sufren la mayoría de las camareras. Estos encuentros son de gran utilidad para que las compañeras tengan herramientas y conocimientos que permitan trabajar mejor.
Un hotel especial
A la escucha de los trabajadores
-Cabe aclarar que al tratarse de una empresa gerenciada por UTHGRA tienen la posibilidad de intercambiar ideas y de mejorar las condiciones laborales permanentemente.
-Sí, eso sin dudas es una gran ventaja. En el UTHGRA Presidente Perón somos escuchadas y nuestras necesidades son atendidas, sean cuales sean.
Patricia Mantovano es una mujer increíble con unos valores maravillosos y siempre que estoy con ella trato de sacarle el mayor provecho, de nutrirme de su conocimiento, sus consejos y su valor.
-¿Tu físico registra alguna de las dolencias que mencionan la mayoría de las camareras?
-Sí, porque con la campaña hace dos años que arrancamos y antes yo no tenía ningún tipo de cuidado con mis posturas. Trabajaba a lo loco para sacar cuanto antes las habitaciones de salidas, cargando y arrastrando carros sin ningún tipo de precaución, agachándome de cualquier forma sin el menor cuidado de mi espalda.
De esa época me quedó una tendinitis fuerte en el brazo que vengo combatiendo, por suerte, sin medicación, con tratamientos alternativos que van desde los masajes hasta las posturas que uso en el trabajo y que me han dado un excelente resultado.
He combatido el hormigueo de las manos también adoptando conductas laborales saludables.
-El “UTHGRA te valoriza, UTHGRA te cuida”, es mucho más que un eslogan…
-Sin dudas es eso. Así como dice, es. Somos valoradas y cuidadas tanto que en casa, mi marido y mi hijo me dicen “vas tan alegre a trabajar” y yo les contesto que sí porque en el hotel me espera un equipo extraordinario y me gusta lo que hago.
-Las camareras en el mundo van al hotel sabiendo que el infierno de la explotación las espera…
-Lo sé, y por eso valoro todo lo que UTHGRA y ustedes de la UITA realizan en nuestro favor.
Los testimonios de las camareras en España me provocan indignación y tristeza.
Recuerdo muy bien en un anterior encuentro que tú contabas otros casos, el de unas mujeres en los frigoríficos en Brasil que sufren el mismo tipo de presión laboral que las camareras y padecen de lesiones por esfuerzos repetitivos.
No olvido que contaste que usaban el pelo corto porque no podían peinarse, que habían perdido la fuerza en sus brazos y la posibilidad de tomar en sus manos un cepillo…
Eso me quedó grabado con fuego, porque soy mujer y me puse en los zapatos de esas personas. Me dolió tanto que hoy lucho para cambiar las realidades de padecimiento que están a mi alcance.
En este nuevo encuentro de capacitación hubo varias compañeras que se acercaron. “¿Por qué no viniste antes, mirá cómo estoy?”, me dijo una mostrando unas manos completamente estropeadas por los productos de limpieza que se utilizan….
Ojalá pudiera hacer mucho más por ellas.
-Sí, eso sin dudas es una gran ventaja. En el UTHGRA Presidente Perón somos escuchadas y nuestras necesidades son atendidas, sean cuales sean.
Patricia Mantovano es una mujer increíble con unos valores maravillosos y siempre que estoy con ella trato de sacarle el mayor provecho, de nutrirme de su conocimiento, sus consejos y su valor.
-¿Tu físico registra alguna de las dolencias que mencionan la mayoría de las camareras?
-Sí, porque con la campaña hace dos años que arrancamos y antes yo no tenía ningún tipo de cuidado con mis posturas. Trabajaba a lo loco para sacar cuanto antes las habitaciones de salidas, cargando y arrastrando carros sin ningún tipo de precaución, agachándome de cualquier forma sin el menor cuidado de mi espalda.
De esa época me quedó una tendinitis fuerte en el brazo que vengo combatiendo, por suerte, sin medicación, con tratamientos alternativos que van desde los masajes hasta las posturas que uso en el trabajo y que me han dado un excelente resultado.
He combatido el hormigueo de las manos también adoptando conductas laborales saludables.
-El “UTHGRA te valoriza, UTHGRA te cuida”, es mucho más que un eslogan…
-Sin dudas es eso. Así como dice, es. Somos valoradas y cuidadas tanto que en casa, mi marido y mi hijo me dicen “vas tan alegre a trabajar” y yo les contesto que sí porque en el hotel me espera un equipo extraordinario y me gusta lo que hago.
-Las camareras en el mundo van al hotel sabiendo que el infierno de la explotación las espera…
-Lo sé, y por eso valoro todo lo que UTHGRA y ustedes de la UITA realizan en nuestro favor.
Los testimonios de las camareras en España me provocan indignación y tristeza.
Recuerdo muy bien en un anterior encuentro que tú contabas otros casos, el de unas mujeres en los frigoríficos en Brasil que sufren el mismo tipo de presión laboral que las camareras y padecen de lesiones por esfuerzos repetitivos.
No olvido que contaste que usaban el pelo corto porque no podían peinarse, que habían perdido la fuerza en sus brazos y la posibilidad de tomar en sus manos un cepillo…
Eso me quedó grabado con fuego, porque soy mujer y me puse en los zapatos de esas personas. Me dolió tanto que hoy lucho para cambiar las realidades de padecimiento que están a mi alcance.
En este nuevo encuentro de capacitación hubo varias compañeras que se acercaron. “¿Por qué no viniste antes, mirá cómo estoy?”, me dijo una mostrando unas manos completamente estropeadas por los productos de limpieza que se utilizan….
Ojalá pudiera hacer mucho más por ellas.
Marisa Díaz Bernat y Gerardo Iglesias | Foto: Nelson Godoy