12
Noviembre
2015
Con José Antonio Moreno, de Comisiones Obreras
Europa y las migraciones
Europa y las migraciones
“No se puede distinguir entre migrantes de primera y de segunda”
En Madrid, Gerardo Iglesias
José Antonio Moreno | Foto: Gerardo Iglesias
El flujo de migrantes hacia Europa no cesa. Llegan de países en guerra y de otros que lo estuvieron, todos ellos desmembrados, expoliados y saqueados. José Antonio Moreno, asesor jurídico de la Secretaría de Empleo y Migraciones de CCOO, dice a La Rel que para esa central obrera española a todos esos migrantes se les debe dar respuesta. Es la obligación de una zona que se precia de ser una excepción en materia de derechos humanos, afirma.
-Te leo cifras publicadas por estos días: “218.000 migrantes cruzaron el Mediterráneo solo en octubre, más que en todo 2014”. Es un fenómeno que parece imparable. ¿Cómo lo analizas?
-Es la consecuencia de una tormenta perfecta.
A fines de los noventa, principios de los 2000, afrontábamos en España la llegada de pateras con inmigrantes magrebíes, africanos y Europa miraba para otro lado: “cuestión suya”, “gestione usted sus flujos, gestione usted sus fronteras”, nos decían.
En 2014, con el derrumbe de Libia e Irak y las catástrofes de Somalia, Eritrea se generan unos flujos migratorios que tienen su salida natural por las costas de Egipto y empiezan a llegar barcos a Malta, Grecia e Italia.
Los países centrales de la UE y las estructuras de la Unión dijeron entonces a esos tres países lo mismo que antes a España: “cuestión suya”. Pero ahora que los refugiados tocan a las puertas de Austria y Alemania, las cosas cambian.
-Se habla de refugiados, pero hay también inmigrantes económicos entre la gente que huye de sus países escapando a la miseria y al hambre por causas no muy distintas a las de los refugiados.
-Sí, tanto unos como otros llegan en definitiva por motivos similares. Antes de que llegara la oleada de sirios, afganos e iraquíes teníamos somalíes, eritreos, malienses, etíopes incluso senegaleses.
En CCOO no vamos a admitir que se hable de migrantes de primera y de segunda. Yo no tengo capacidad moral ni ética para distinguirlos, y mi sindicato no lo va a hacer.
¿Cuál es el problema? No hay una política comunitaria hacia las migraciones. Una directiva de 2012 de la UE trata de armonizar esas políticas, pero no se la ha desarrollado. Consecuencia: cada país tiene la suya.
La Comisión Europea está intentando definir el embrión de una política común, pero hay países, en especial República Checa, Rumania. Polonia y Hungría, que rechazan de plano recibir migrantes. Se olvidan que en los noventa eran ellos los que buscaban refugio.
-¿Esta situación está generando una posibilidad de repensar las relaciones de la UE con los países de origen de los migrantes?
-En noviembre hay una cumbre en Malta de la UE con los países africanos justo en la línea de tu pregunta. No podemos estar comprobando cómo viene esa gente sin saber por qué viene y de dónde viene, es decir, sin desarrollar políticas de cooperación eficaces, justas y adecuadas.
Las actuales políticas de cooperación son interesadas y egoístas, responden únicamente a intereses geoestratégicos europeos.
“Ayudamos” a los africanos, por ejemplo, a que instalen sistemas modernos de identificación de personas, porque nos conviene a nosotros, para poder identificarlos cuando lleguen aquí y poder expulsarlos fácilmente. También formamos a sus policías de fronteras, por los mismos motivos.
-Hay un componente que aparece poco en los medios de comunicación y en los discursos oficiales, pero que tiene mucho que ver con el origen de esta crisis: el ambiental.
-Claro. Es toda una cadena: el cambio climático provoca desertificación, que genera desplazamientos internos de población, que deriva en hambrunas y luego en migraciones… Lo que decía antes de la tormenta perfecta.
Y está también la explotación abusiva de los recursos naturales de los países africanos, en especial de los llamados metales raros, tan básicos para computadoras, teléfonos móviles, todo lo relacionado con las nuevas tecnologías.
No sólo está implicado Occidente en esta sobreexplotación, también China.
-¿Y la intervención de los sindicatos en este tema cómo la ves?
-Crucial. Ahora mismo tenemos dos herramientas sindicales, como la Red de Sindicatos para las Migraciones, que pone en red las estructuras para la inmigración de todos los sindicatos de la FES para agilitar la información de quienes quieran venir aquí, con una visión más utilitarista.
Y por otro lado está la Red Sindical Euromediterránea de Migraciones, que abarca sindicatos de la cuenca mediterránea y africanos apuntando a una reflexión más estratégica.
A partir de una visión internacionalista, la Red Euromediterránea busca proteger los intereses de los trabajadores de acá y de los que vengan. Es mi preferida.
-Es la consecuencia de una tormenta perfecta.
A fines de los noventa, principios de los 2000, afrontábamos en España la llegada de pateras con inmigrantes magrebíes, africanos y Europa miraba para otro lado: “cuestión suya”, “gestione usted sus flujos, gestione usted sus fronteras”, nos decían.
En 2014, con el derrumbe de Libia e Irak y las catástrofes de Somalia, Eritrea se generan unos flujos migratorios que tienen su salida natural por las costas de Egipto y empiezan a llegar barcos a Malta, Grecia e Italia.
Los países centrales de la UE y las estructuras de la Unión dijeron entonces a esos tres países lo mismo que antes a España: “cuestión suya”. Pero ahora que los refugiados tocan a las puertas de Austria y Alemania, las cosas cambian.
-Se habla de refugiados, pero hay también inmigrantes económicos entre la gente que huye de sus países escapando a la miseria y al hambre por causas no muy distintas a las de los refugiados.
-Sí, tanto unos como otros llegan en definitiva por motivos similares. Antes de que llegara la oleada de sirios, afganos e iraquíes teníamos somalíes, eritreos, malienses, etíopes incluso senegaleses.
En CCOO no vamos a admitir que se hable de migrantes de primera y de segunda. Yo no tengo capacidad moral ni ética para distinguirlos, y mi sindicato no lo va a hacer.
¿Cuál es el problema? No hay una política comunitaria hacia las migraciones. Una directiva de 2012 de la UE trata de armonizar esas políticas, pero no se la ha desarrollado. Consecuencia: cada país tiene la suya.
La Comisión Europea está intentando definir el embrión de una política común, pero hay países, en especial República Checa, Rumania. Polonia y Hungría, que rechazan de plano recibir migrantes. Se olvidan que en los noventa eran ellos los que buscaban refugio.
-¿Esta situación está generando una posibilidad de repensar las relaciones de la UE con los países de origen de los migrantes?
-En noviembre hay una cumbre en Malta de la UE con los países africanos justo en la línea de tu pregunta. No podemos estar comprobando cómo viene esa gente sin saber por qué viene y de dónde viene, es decir, sin desarrollar políticas de cooperación eficaces, justas y adecuadas.
Las actuales políticas de cooperación son interesadas y egoístas, responden únicamente a intereses geoestratégicos europeos.
“Ayudamos” a los africanos, por ejemplo, a que instalen sistemas modernos de identificación de personas, porque nos conviene a nosotros, para poder identificarlos cuando lleguen aquí y poder expulsarlos fácilmente. También formamos a sus policías de fronteras, por los mismos motivos.
-Hay un componente que aparece poco en los medios de comunicación y en los discursos oficiales, pero que tiene mucho que ver con el origen de esta crisis: el ambiental.
-Claro. Es toda una cadena: el cambio climático provoca desertificación, que genera desplazamientos internos de población, que deriva en hambrunas y luego en migraciones… Lo que decía antes de la tormenta perfecta.
Y está también la explotación abusiva de los recursos naturales de los países africanos, en especial de los llamados metales raros, tan básicos para computadoras, teléfonos móviles, todo lo relacionado con las nuevas tecnologías.
No sólo está implicado Occidente en esta sobreexplotación, también China.
-¿Y la intervención de los sindicatos en este tema cómo la ves?
-Crucial. Ahora mismo tenemos dos herramientas sindicales, como la Red de Sindicatos para las Migraciones, que pone en red las estructuras para la inmigración de todos los sindicatos de la FES para agilitar la información de quienes quieran venir aquí, con una visión más utilitarista.
Y por otro lado está la Red Sindical Euromediterránea de Migraciones, que abarca sindicatos de la cuenca mediterránea y africanos apuntando a una reflexión más estratégica.
A partir de una visión internacionalista, la Red Euromediterránea busca proteger los intereses de los trabajadores de acá y de los que vengan. Es mi preferida.