30
Noviembre
2015
La Confederación y sus desafíos en tiempos de crisis y desmovilización
Con Francisco Urbano
Con Francisco Urbano
“No debemos convertirnos en una cooperativa de comercialización”
En Brasilia, Gerardo Iglesias
Foto: Gerardo Iglesias
Francisco Urbano de Araújo Filho fue dirigente de la Contag entre 1974 y 1998, y su presidente durante los dos últimos períodos. La Rel conversó con él durante el Primer Encuentro de Asalariados Rurales que sirvió de marco para la creación de la Confederación Nacional de Trabajadores, Asalariados y Asalariadas Rurales (Contar).
-Contag ha cumplido 52 años, una historia riquísima de luchas y conquistas, y tú formas parte de ella. ¿Cómo ves a la Confederación hoy en día y los desafíos que tiene por delante?
-Contag tiene una historia de luchas pautadas por su alto espíritu democrático, y hemos salido adelante administrando positivamente nuestras diferencias.
Los cambios que se avecinan en lo que refiere a la estructura organizacional le plantean a la Confederación un doble desafío para mantenerse democrática y activa como organización plural, pero también para conservar la base sindical, teniendo en cuenta que la clase obrera todavía es muy cruelmente explotada en este país.
Contag deberá tener muy claro estos aspectos para no convertirse en una cooperativa de comercialización.
El Poder Judicial brasileño es atrasado y en general se posiciona del lado de los empresarios y a los sindicatos les están faltando buenos asesores judiciales para llevar adelante los juicios laborales.
Estamos en época de crisis y enfrentamientos sociales debido al enorme ajuste fiscal que impuso el gobierno repitiendo fórmulas neoliberales de los años noventa, algo inaceptable en un gobierno popular.
-¿Mucha gente se preguntó siempre, cómo fue posible nuclear en una misma organización a asalariados rurales y a agricultores familiares?
-El proceso que nos llevó a eso se produjo en un momento histórico determinado en el que los asalariados carecían de derechos, no se les pagaba seguridad social y por consiguiente no contaban con lo básico.
Aunque se contaba con el Estatuto del Trabajador Rural desde 1963, el mismo no era aplicado debido al gran poder de los latifundistas y la falta de juzgados laborales en el interior del país. Había que recurrir a la justicia ordinaria, y la mayoría de los jueces y abogados eran hijos de los hacendados.
En ese escenario cruel, los agricultores familiares, que arrendaban tierras para cultivar, prácticamente no obtenían ganancias debido a los altos costos que debían pagar a los propietarios, que generalmente se quedaban con el 50 por ciento de lo producido sin haber invertido un céntimo.
Eran, entonces, dos colectivos completamente marginados por los gobiernos y sobre todo por el Estado y que tenían mucho en común.
-Contag tiene una historia de luchas pautadas por su alto espíritu democrático, y hemos salido adelante administrando positivamente nuestras diferencias.
Los cambios que se avecinan en lo que refiere a la estructura organizacional le plantean a la Confederación un doble desafío para mantenerse democrática y activa como organización plural, pero también para conservar la base sindical, teniendo en cuenta que la clase obrera todavía es muy cruelmente explotada en este país.
Contag deberá tener muy claro estos aspectos para no convertirse en una cooperativa de comercialización.
El Poder Judicial brasileño es atrasado y en general se posiciona del lado de los empresarios y a los sindicatos les están faltando buenos asesores judiciales para llevar adelante los juicios laborales.
Estamos en época de crisis y enfrentamientos sociales debido al enorme ajuste fiscal que impuso el gobierno repitiendo fórmulas neoliberales de los años noventa, algo inaceptable en un gobierno popular.
-¿Mucha gente se preguntó siempre, cómo fue posible nuclear en una misma organización a asalariados rurales y a agricultores familiares?
-El proceso que nos llevó a eso se produjo en un momento histórico determinado en el que los asalariados carecían de derechos, no se les pagaba seguridad social y por consiguiente no contaban con lo básico.
Aunque se contaba con el Estatuto del Trabajador Rural desde 1963, el mismo no era aplicado debido al gran poder de los latifundistas y la falta de juzgados laborales en el interior del país. Había que recurrir a la justicia ordinaria, y la mayoría de los jueces y abogados eran hijos de los hacendados.
En ese escenario cruel, los agricultores familiares, que arrendaban tierras para cultivar, prácticamente no obtenían ganancias debido a los altos costos que debían pagar a los propietarios, que generalmente se quedaban con el 50 por ciento de lo producido sin haber invertido un céntimo.
Eran, entonces, dos colectivos completamente marginados por los gobiernos y sobre todo por el Estado y que tenían mucho en común.
Asalariados rurales y agricultores familiares
A la sombra del sistema y unidos para combatirlo
Tanto los asalariados rurales como los agricultores rurales han sido históricamente invisibilizados por el sistema imperante, que es el de los grandes latifundios al servicio del agronegocio.
Este modelo del terrateniente que era además industrial y comerciante se acentuó después del golpe de Estado de 1964.
Perdimos entonces la lucha por la reforma agraria, que en otras partes del mundo fue apoyada por los sectores industriales a los que les convenía la diversidad de producción.
En este contexto, los pequeños productores se vieron completamente desamparados, sin políticas públicas de desarrollo para el sector y teniendo que enfrentarse a los poderosos del agronegocio que ya en ese entonces se gestaba.
En 1965, en plena dictadura militar, el gobierno ideó una política agrícola basada en el modelo norteamericano de la denominada Revolución Verde, poniendo en el mismo paquete a todos los sectores de la producción agrícola.
Comenzamos entonces un gran debate nacional sobre estas cuestiones, del cual salimos convencidos de que si no nos manteníamos unidos, agricultores familiares y asalariados solo favoreceríamos a los grandes latifundistas, al poder político de turno y al gran capital.
Así fue, a grandes rasgos, como nos juntamos de forma muy organizada. Por eso es tan importante que hoy se cree esta Confederación de Asalariados y Trabajadores Rurales (Contar), que tendrá como uno de sus principales desafíos especializar a los trabajadores rurales para mejorar el sector y hacerlos más conscientes de sus derechos.
-A pesar de que todavía persisten graves problemas en el sector rural brasileño y grandes desigualdades, la Contag fue protagonista indiscutible de los mayores avances del sector en Brasil…
-Estoy completamente de acuerdo contigo. Si Contag no existiera, sin su capacidad de mantener la igualdad en la diversidad, no contaríamos siquiera con la legislación laboral que ampara a los trabajadores rurales, que la dictadura intentó abolir.
Tampoco contaríamos con la importante herramienta que es el Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar (Pronaf), un plan de desarrollo rural que apoya y ofrece créditos e insumos para los pequeños productores.
Si no fuese por el trabajo que desarrolló Contag, buscando alianzas con las universidades, con los partidos, con el propio Estado, sin dudas los trabajadores rurales y los agricultores familiares estaríamos engrosando los cinturones de miseria de las grandes ciudades.
Este modelo del terrateniente que era además industrial y comerciante se acentuó después del golpe de Estado de 1964.
Perdimos entonces la lucha por la reforma agraria, que en otras partes del mundo fue apoyada por los sectores industriales a los que les convenía la diversidad de producción.
En este contexto, los pequeños productores se vieron completamente desamparados, sin políticas públicas de desarrollo para el sector y teniendo que enfrentarse a los poderosos del agronegocio que ya en ese entonces se gestaba.
En 1965, en plena dictadura militar, el gobierno ideó una política agrícola basada en el modelo norteamericano de la denominada Revolución Verde, poniendo en el mismo paquete a todos los sectores de la producción agrícola.
Comenzamos entonces un gran debate nacional sobre estas cuestiones, del cual salimos convencidos de que si no nos manteníamos unidos, agricultores familiares y asalariados solo favoreceríamos a los grandes latifundistas, al poder político de turno y al gran capital.
Así fue, a grandes rasgos, como nos juntamos de forma muy organizada. Por eso es tan importante que hoy se cree esta Confederación de Asalariados y Trabajadores Rurales (Contar), que tendrá como uno de sus principales desafíos especializar a los trabajadores rurales para mejorar el sector y hacerlos más conscientes de sus derechos.
-A pesar de que todavía persisten graves problemas en el sector rural brasileño y grandes desigualdades, la Contag fue protagonista indiscutible de los mayores avances del sector en Brasil…
-Estoy completamente de acuerdo contigo. Si Contag no existiera, sin su capacidad de mantener la igualdad en la diversidad, no contaríamos siquiera con la legislación laboral que ampara a los trabajadores rurales, que la dictadura intentó abolir.
Tampoco contaríamos con la importante herramienta que es el Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar (Pronaf), un plan de desarrollo rural que apoya y ofrece créditos e insumos para los pequeños productores.
Si no fuese por el trabajo que desarrolló Contag, buscando alianzas con las universidades, con los partidos, con el propio Estado, sin dudas los trabajadores rurales y los agricultores familiares estaríamos engrosando los cinturones de miseria de las grandes ciudades.
La Contar y la búsqueda de alianzas más amplias
“Aislarse sería suicida”
-Estamos ante un hecho histórico. La creación de la Contar -cuyo éxito solo el tiempo lo dirá- implica un trabajo coordinado con la Contag, pues aislarse sería un error muy grande…
-Trabajar de forma aislada sería suicida, por lo tanto creo que Contar deberá articular acciones en todos los ámbitos donde tiene influencia la Contag, federaciones, sindicatos, etcétera y en todos los espacios comunes de lucha que son muchos.
Por otra parte insisto en que se deberá capacitar a los trabajadores sobre todo en las cuestiones vinculadas a la aplicación de las nuevas tecnologías, para que estén preparados a enfrentar a los empleadores dentro de estas nuevas estructuras. O entendemos este proceso o vamos a ser excluidos de este sistema.
Los sindicatos necesitan aggiornarse, y educar, capacitar será la clave para salir adelante.
-¿Todavía eres un hombre que tiene esperanza, o la esperanza está en crisis?
-Conservo intacta la esperanza, creo en la capacidad de lucha del pueblo, creo que vamos a revertir la situación que vive Brasil, pero para eso es necesario mantener las alianzas con todas las centrales.
Necesitamos salir de esta inercia en la que estamos sumergidos, que solo se explica porque durante muchos años la clase obrera fue golpeada y maltratada, y cuando finalmente asume un gobierno popular y deja de golpearnos, pasamos a defender políticas neoliberales nefastas.
La mayoría del actual gobierno está formada por reaccionarios de derecha, porque no pudimos elegir a los parlamentarios que nos representan como elegimos al presidente.
Aun así tengo esperanza, confío plenamente en que las instituciones brasileñas serán preservadas y que el pueblo no permitirá un nuevo golpe de Estado.
Democráticamente saldremos de esta como lo hicimos de tantas otras.
-Trabajar de forma aislada sería suicida, por lo tanto creo que Contar deberá articular acciones en todos los ámbitos donde tiene influencia la Contag, federaciones, sindicatos, etcétera y en todos los espacios comunes de lucha que son muchos.
Por otra parte insisto en que se deberá capacitar a los trabajadores sobre todo en las cuestiones vinculadas a la aplicación de las nuevas tecnologías, para que estén preparados a enfrentar a los empleadores dentro de estas nuevas estructuras. O entendemos este proceso o vamos a ser excluidos de este sistema.
Los sindicatos necesitan aggiornarse, y educar, capacitar será la clave para salir adelante.
-¿Todavía eres un hombre que tiene esperanza, o la esperanza está en crisis?
-Conservo intacta la esperanza, creo en la capacidad de lucha del pueblo, creo que vamos a revertir la situación que vive Brasil, pero para eso es necesario mantener las alianzas con todas las centrales.
Necesitamos salir de esta inercia en la que estamos sumergidos, que solo se explica porque durante muchos años la clase obrera fue golpeada y maltratada, y cuando finalmente asume un gobierno popular y deja de golpearnos, pasamos a defender políticas neoliberales nefastas.
La mayoría del actual gobierno está formada por reaccionarios de derecha, porque no pudimos elegir a los parlamentarios que nos representan como elegimos al presidente.
Aun así tengo esperanza, confío plenamente en que las instituciones brasileñas serán preservadas y que el pueblo no permitirá un nuevo golpe de Estado.
Democráticamente saldremos de esta como lo hicimos de tantas otras.