17
Enero
2017
Brasil | Sindicatos | MUJER

Mucho ruido y pocas nueces

En Montevideo, Amalia Antúnez
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Rosecleia de Castro

Recientemente nombrada para la vicepresidencia del Comité Ejecutivo Latinoamericano de la UITA (CEL), Rose –como le gusta que la llamemos– con su característica alegría nos dice: “Llegué para sumar”. Por motivos de salud no pudo participar en la XV Conferencia Regional, donde fue postulada al cargo y posteriormente elegida. Charló con La Rel sobre el rol de las mujeres en la dirigencia sindical y también sobre el incremento de la violencia de género, que afecta en especial a América Latina.
-¿Cómo recibiste la noticia de que habías sido nombrada vicepresidenta del CEL?
-Estaba pasando por un mal momento y fue todo alegría.

Marcos Araújo, presidente de mi Sindicato, siempre nos dio muchas oportunidades a las dirigentes mujeres, y tener este reconocimiento por parte de la Rel-UITA fue genial. Demuestra que nunca debemos claudicar en la lucha por nuestros espacios.

-¿Cómo evalúas la participación de las mujeres en el ámbito sindical en general?
-Este es un tema que me entristece porque se habla mucho de la inclusión de las mujeres pero se hace poco para que esto suceda. La participación efectiva de las trabajadoras es mínima.

Hace años que en Brasil venimos luchando por el 30 por ciento de las cuotas sindicales pero todavía ese horizonte está lejano.

En los eventos o actividades sindicales la participación de las mujeres se reduce a un escaso 3 por ciento y son muy pocas las que llegamos a cargos ejecutivos dentro de nuestras respectivas organizaciones.

-¿A qué atribuyes esta escasa participación?
-La principal causa es el machismo que impera en nuestra sociedad.
Las dirigentes sindicales enfrentamos dificultades cuando estamos realizando alguna movilización en las puertas de las fábricas porque nos discriminan; somos señaladas con el dedo cuando viajamos por temas del Sindicato y dejamos a nuestros maridos e hijos en casa; no contamos con presidentes de organizaciones que verdaderamente abran las puertas a las mujeres.

En resumidas cuentas la causa es el machismo, que lamentablemente no es exclusividad de los hombres.

-¿Qué crees que hay que hacer para cambiar esta realidad?
-En el ámbito sindical propiamente dicho, exigir, exigir y exigir. Por las buenas hasta ahora no hemos logrado mucho. Si vamos a esperar por los demás, nada cambiará.

En términos más generales considero que deberíamos comenzar por educar a nuestros hijos en la equidad. Exigir de las escuelas y de las iglesias que enseñen a nuestros niños a valorar a las mujeres, a respetarlas como iguales.

-El Ejecutivo de Rel-UITA quedó conformado con una amplia participación de las mujeres, incluida la tuya. ¿Qué expectativas tienes en relación a esto?
-Las mejores. Llegué para sumar, quiero trabajar junto a estas valiosas mujeres: Patricia Alonso; Adela Torres; Geni dalla Rosa; Neuza Barbosa de Lima; Ruth Díaz; Gissele Adão. Trabajar por los derechos de las mujeres, por ampliar nuestros espacios de participación.

Me gustaría realizar un relevamiento aquí en Brasil sobre el número exacto de mujeres que tienen cargos en las Confederaciones, Federaciones y Sindicatos para poder saber cuáles son las organizaciones donde hay mayor y menor participación de mujeres sindicalistas.

Dejar todo documentado, realizar un diagnóstico del porqué y trabajar para incorporar a más trabajadoras en los ámbitos sindicales.

El feminicidio en América Latina
Una cuestión de educación
-¿Cómo analizas el incremento de los casos de feminicidio en América Latina?
-Este es un tema que tiene que estar en la agenda política y de los sindicatos siempre. En Brasil estamos inmersos en un tremendo caos político y vamos dejando temas tan importantes como este fuera del debate.

El tema de la violencia de género recién se empieza a divulgar, pero todavía no contamos con policías formados para atender este tipo de casos, ni con comisarías especiales, y cuando las hay, no son efectivas.

A esto hay que sumarle que la sociedad es todavía muy cobarde. Hemos estado criando hijos sin mostrarles el verdadero valor de la mujer.

Creo que la violencia hacia las mujeres solo cambiará cuando el respeto parta desde nuestras casas, desde las escuelas, desde las iglesias, desde los centros de trabajo y de los propios sindicatos.

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Fotos: Rel-UITA