25
Mayo
2017
6ta. Misión de la UITA en Honduras
Con Carlos H. Reyes
Con Carlos H. Reyes
“Las grandes transnacionales están por encima de todos en Honduras”
En Tegucigalpa, Gerardo Iglesias
Foto: Giorgio Trucchi
Presidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de Bebidas y Similares (Stibys) e integrante del Comité Ejecutivo Mundial de la UITA, Reyes repasó con La Rel los resultados de nuestra Sexta Misión a Honduras. “Hoy este es un país mucho más empobrecido, donde las transnacionales controlan todo el poder”, dijo.
-¿Cuál es la evaluación que realizas de la Sexta Misión de la UITA en Honduras?
-Fue más que oportuna. Nos encuentran con un país más pobre, más violento, inseguro, con problemas laborales mucho más complejos. Como hemos visto en las distintas reuniones que hemos tenido, los problemas de Honduras, lejos de irse superando, se profundizan.
La Misión tuvo un abanico de oportunidades no sólo para escuchar, sino también para reclamar y protestar, como ha pasado ante el Ministerio Público, el Ministerio de Trabajo, los medios de comunicación.
-¿Te golpeó la situación de extrema pobreza que encontramos en la región sur donde opera la transnacional Fyffes?
-Claro que sí. Ver trabajadores con 20 años de antigüedad en una empresa y que están sobreviviendo en condiciones paupérrimas da mucha lástima y provoca también mucha indignación.
Una acción de solidaridad como ésta, encarnada por la Sexta Misión de la UITA, apareció como muy necesaria para dar ánimo a esta gente tan castigada, tan pobre, pero con ganas de dar la pelea.
Allí se junta la pobreza y la represión, la miseria y la intimidación de una transnacional que hace lo que se le da la gana. Cuando estábamos ante el ministro de Trabajo sentí la impresión de que no estaba al tanto de lo que pasa ahí.
Eso te demuestra el nivel de dominio de las transnacionales en Honduras: están por encima de todas las autoridades.
Como se lo dijimos a la gente del Ministerio Público: las organizaciones de derechos humanos y sindicales que denunciamos lo que está pasando en el país, se nos tilda de enemigos de la patria, pero sucede que el Estado no hace nada, parece que el único bienestar que les interesa es el del gran capital.
-Y mucha impunidad…
-Pues claro. Los campesinos y campesinas de El Aguán están siempre bajo acecho de los paramilitares al servicio de los grandes terratenientes. En el caso de Berta Cáceres, no hay líneas de investigación sobre las empresas que ella oportunamente denunció, y lo mismo pasa con Fyffes donde en “su territorio” se violan derechos humanos a su libre antojo.
La peor reunión que tuvimos fue en la Fiscalía. Hablamos y hablamos y lo único que nos dijeron que las investigaciones son secretas.
-¿Coincides conmigo en que el mayor testimonio de resistencia que recabó la misión fue el que hizo una mujer de 85 años, la madre de Berta Cáceres?
-Así es. Austrabertha Flores, es una mujer extraordinaria, líder, alcaldesa, diputada. Asesinaron a su hija “Bertita” y ella sigue firme, batallando, peleando contra la impunidad y el olvido.
El caso de Berta exhibe a los dueños de este país como salvajes. Sintetiza toda esta problemática: cómo se ejerce el poder de los grandes empresarios, la impunidad con que actúan, la indiferencia y la complicidad de las autoridades.
-Fue más que oportuna. Nos encuentran con un país más pobre, más violento, inseguro, con problemas laborales mucho más complejos. Como hemos visto en las distintas reuniones que hemos tenido, los problemas de Honduras, lejos de irse superando, se profundizan.
La Misión tuvo un abanico de oportunidades no sólo para escuchar, sino también para reclamar y protestar, como ha pasado ante el Ministerio Público, el Ministerio de Trabajo, los medios de comunicación.
-¿Te golpeó la situación de extrema pobreza que encontramos en la región sur donde opera la transnacional Fyffes?
-Claro que sí. Ver trabajadores con 20 años de antigüedad en una empresa y que están sobreviviendo en condiciones paupérrimas da mucha lástima y provoca también mucha indignación.
Una acción de solidaridad como ésta, encarnada por la Sexta Misión de la UITA, apareció como muy necesaria para dar ánimo a esta gente tan castigada, tan pobre, pero con ganas de dar la pelea.
Allí se junta la pobreza y la represión, la miseria y la intimidación de una transnacional que hace lo que se le da la gana. Cuando estábamos ante el ministro de Trabajo sentí la impresión de que no estaba al tanto de lo que pasa ahí.
Eso te demuestra el nivel de dominio de las transnacionales en Honduras: están por encima de todas las autoridades.
Como se lo dijimos a la gente del Ministerio Público: las organizaciones de derechos humanos y sindicales que denunciamos lo que está pasando en el país, se nos tilda de enemigos de la patria, pero sucede que el Estado no hace nada, parece que el único bienestar que les interesa es el del gran capital.
-Y mucha impunidad…
-Pues claro. Los campesinos y campesinas de El Aguán están siempre bajo acecho de los paramilitares al servicio de los grandes terratenientes. En el caso de Berta Cáceres, no hay líneas de investigación sobre las empresas que ella oportunamente denunció, y lo mismo pasa con Fyffes donde en “su territorio” se violan derechos humanos a su libre antojo.
La peor reunión que tuvimos fue en la Fiscalía. Hablamos y hablamos y lo único que nos dijeron que las investigaciones son secretas.
-¿Coincides conmigo en que el mayor testimonio de resistencia que recabó la misión fue el que hizo una mujer de 85 años, la madre de Berta Cáceres?
-Así es. Austrabertha Flores, es una mujer extraordinaria, líder, alcaldesa, diputada. Asesinaron a su hija “Bertita” y ella sigue firme, batallando, peleando contra la impunidad y el olvido.
El caso de Berta exhibe a los dueños de este país como salvajes. Sintetiza toda esta problemática: cómo se ejerce el poder de los grandes empresarios, la impunidad con que actúan, la indiferencia y la complicidad de las autoridades.