La crucifixión, una protesta desesperada

Foto: Giorgio Trucchi

Que desde hace más de tres meses un grupo de trabajadores de la empresa de transporte colectivo La Limpeña despedidos de sus empleos mantiene una protesta inusual y dramática reclamando el respeto de sus más elementales derechos en tanto trabajadores.

Que esa protesta involucra a una veintena larga de hombres y mujeres que se han literalmente clavado a una cruz de madera; que varios de ellos se han, además, cosido la boca; que todos se encuentran en huelga de hambre.

Que la extrema violencia física que esos trabajadores -pertenecientes a una empresa de transporte colectivo propiedad de Celso Maldonado, diputado liberal ligado al gobierno paraguayo- se han autoinfligido obedece a su desesperación ante la situación de indefensión en que se encuentran y la desidia de las autoridades del gobierno municipal y nacional.

Que sus reclamos son básicos: pago de un salario justo (cobran menos que el mínimo estipulado para su sector); respeto a la jornada laboral de ocho horas (trabajan hasta 18); que no se los despida por querer formar un Sindicato; que no se les impongan tareas extralaborales no remuneradas (el dueño, Celso Maldonado, los obliga a transportar gratuitamente a la comitiva de su hija, candidata a un cargo municipal).

Que esta protesta no ha motivado acción alguna de parte del Ministerio de Trabajo de Paraguay ni de ninguna otra dependencia gubernamental.

Que nunca hubieran llegado estos trabajadores a una medida de protesta tan extrema de existir en el país un marco adecuado para la negociación laboral y un respeto mínimo a las organizaciones de los trabajadores.

-Condenar la inacción del gobierno paraguayo ante esta terrible situación.

-Exigir el reintegro inmediato de los trabajadores de La Limpeña despedidos y el respeto de su derecho a la organización sindical.