04
Abril
2017

“La autocrítica debe ser un proceso terapéutico para salir de la crisis”

Gerardo Iglesias
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Giovanna Vázquez

Es peruana, de Arequipa, la Ciudad Blanca, y hace 14 años que es coordinadora de Oxfam para América Latina. Actualmente está a cargo de un proyecto con agricultores familiares y pequeños productores, en especial con trabajadoras rurales, con incidencia en políticas públicas, tenencia de la tierra y cambio climático. Giovanna Vázquez habló con La Rel sobre la crisis de los movimientos sociales y la importancia de abrir espacios para las nuevas generaciones.
-La Rel-UITA ha seguido desde cerca el trabajo de la Oxfam, y debo decir que el último informe sobre desigualdad que han presentado es muy bueno.
-Estamos en el marco de la campaña Iguales que hemos lanzando en América Latina. El estudio y las acciones que llevamos adelante obedecen a la realidad de que el nuestro es un continente con altos índices de desigualdad social.

No estamos solos en este tema: tanto la FAO como la Cepal andan por este camino también.

El informe advierte que persiste una gran desigualdad social en nuestros países, que afecta en su gran mayoría a la población campesina y particularmente a las mujeres.

La idea es colocar en la agenda pública la problemática de la desigualdad y aportar al debate de otros temas, como soberanía alimentaria, cambio climático, equidad de género desde una perspectiva más política.

Hay varios países en América Latina que dan una imagen de sí mismos que no corresponde con la realidad.

¿Qué derrame?
Gotas que no mojan
Perú, por ejemplo, se vende como un país donde hubo una disminución de la pobreza, pero la desigualdad social es inmensa y afecta sobremanera a las poblaciones rurales, en especial a las mujeres, las más vulnerables.

El modelo productivo y económico denominado de chorreo no ha beneficiado a las poblaciones. El extractivismo, por ejemplo, es una actividad volátil que no llega a mejorar la vida de las personas que viven de él.

Son sistemas frágiles que desconocen los mercados exteriores.

Volviendo al caso de Perú, una de las actividades más emblemáticas y quizá aquella por la que es conocido en el exterior es su rica gastronomía, pero ahí no interviene sólo la mano del chef sino la gran biodiversidad que posee el país.

-Una biodiversidad gravemente amenazada…
-Exacto, porque nuestra gastronomía depende íntimamente de la agricultura familiar, de la producción de pequeños productores y agricultores que carecen de cualquier tipo de incentivos y apoyos.  

-Volviendo al informe, lo importante es ir más allá de la reflexión y el análisis, aunque creo que andamos rengos en nuestro andar.
-Sí. Las ONG, por ejemplo, están muy fragilizadas. En el escenario rural nos pasa que seguimos con viejos esquemas y el mundo avanza y cambia.

Hay nuevos actores con distintas percepciones que desde las ONG no hemos logrado leer e interpretar y por esa razón estamos en una crisis bastante profunda.

Tú no puedes promover el desarrollo de políticas públicas o de acciones sin contar con actores sociales que lo promuevan y sin construir espacios de debate sobre esas políticas.

También soy de la opinión que esta etapa de crisis debemos tomarla como una oportunidad para reflexionar y repensar las estrategias.

Creo que desde cada proceso de crisis surgen cosas nuevas, nuevos actores, como los jóvenes que se vienen sumando a la lucha. La forma de organizarse no es la misma de antes y eso hay que analizarlo para poder avanzar.

El movimiento feminista es un caso claro del avance de los movimientos sociales.

La necesidad de una autocrítica
Algo estamos haciendo mal
-Se continúa con los mismos discursos, las mismas acciones, y la autocrítica no aparece, porque no la llaman.
-Intuyo que las organizaciones ya se están dando cuenta de la fragilidad de su imagen, que se refleja en la lucha misma.

Considero que la autocrítica debe ser un proceso terapéutico para salir de la crisis. Parte de que analices tu praxis y la quieras releer, pero sin dudas la autocrítica es un proceso difícil para cualquier organización.

Nos pasa con los dirigentes rurales en Perú: cuando organizamos alguna reunión, van los mismos de siempre, no hay recambio generacional en las directivas, etcétera. Entonces algo estamos haciendo mal.

-La utopía que promovió tantos cambios y luchas sociales se fragilizó…
-Pues eso parece. Lo que te moviliza, la utopía, es lo que nos hace elegir lo que queremos hacer, el trabajo social, buscar un mundo mejor.

Creo que se requiere un cambio, y la sociedad civil tal cual la concebimos antes ya no es funcional a la acción.

-¿Cuáles son los caminos que los movimientos sociales deben transitar para cambiar esta realidad?
-Esta es una cuestión bastante difícil de responder pero creo que la autocrítica como proceso terapéutico primario es un paso importante. Para nosotros, que trabajamos en estas organizaciones, es primordial que pongamos el tema sobre la mesa.

En segunda instancia creo que debemos abrirnos más. Las organizaciones sociales nos hemos encerrado demasiado y hemos escuchado nuestro propio discurso, en nuestros foros, en nuestro ámbito, no viendo más allá.

Es necesario abrir la mente a nuevas opciones, a nuevos movimientos, mirar hacia afuera y rever las cosas, promover un recambio generacional en nuestras organizaciones con gente nueva, temas nuevos y nuevas estrategias.

Creo que ese es el camino.

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Giovanna Vázquez y Gerardo Iglesias | Fotos: Nelson Godoy