08
Junio
2016
Con Héctor Morcillo
“Hay mucha bronca en los trabajadores”
Que el ajuste lo paguen ellos
En Buenos Aires, Gerardo Iglesias
Héctor Morcillo | Foto: Gerardo Iglesias
Tras el fracaso de las negociaciones con los empresarios, la Federación de Trabajadores de Industrias de la Alimentación realiza hoy miércoles una gran movilización en Buenos Aires. En diálogo con La Rel, Morcillo, secretario general adjunto de la Federación, explica el plan de lucha sindical y habla también sobre la realidad del movimiento obrero argentino y la ofensiva de las patronales y del gobierno para liquidar el modelo sindical.
-La FTIA profundiza un plan de movilizaciones a nivel nacional que va a ir en aumento.
-Sí, el lunes se cumplió el último plazo de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio y los empresarios nos ofrecieron un inaceptable aumento salarial de 30 por ciento en cómodas cuotas, totalmente insuficiente. Estamos pidiendo el 40, una diferencia muy importante.
Hoy está prevista una movilización de los sindicatos de la alimentación de todo el país, dando inicio a un plan de lucha que se profundizará el viernes con un paro de dos horas por turno en todas las fábricas.
El pasado lunes ya hubo bloqueos y asambleas en las puertas de las principales fábricas.
Hay mucha bronca en los trabajadores. Por el ajuste, por el tarifazo, por la política clasista de este gobierno.
Nuestro sector es formador de precios y es uno de los que más ha remarcado los precios desde noviembre, con lo cual tiene margen para dar el aumento que pedimos.
-Esta movilización se da en un momento político, económico y social muy delicado en Argentina.
-Sí. Una de nuestras principales consignas es “que el ajuste lo paguen ellos”.
Ha habido una devaluación de casi el 60 por ciento, una remarcación de precios alevosa y sin ningún tipo de justificación a pesar de la caída del dólar y un aumento de las tarifas públicas terrible (gas, luz eléctrica), acompañado de la eliminación de subsidios al transporte de los sectores populares y de una quita de las retenciones al campo y a las mineras.
Todo eso ha provocado una transferencia de ingresos desde los más pobres y los asalariados hacia los más ricos y concentrados, donde se ubican las mayores empresas de nuestro rubro.
Quieren hacer el ajuste sobre la base de que perdamos calidad de vida: cuando uno tiene que dedicar más de un tercio de los ingresos a pagar gas o electricidad pierde calidad de vida, lo mismo que cuando porque no puede pagarlos deja de consumirlos.
Nosotros no estamos dispuestos a aceptarlo.
-Sí, el lunes se cumplió el último plazo de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio y los empresarios nos ofrecieron un inaceptable aumento salarial de 30 por ciento en cómodas cuotas, totalmente insuficiente. Estamos pidiendo el 40, una diferencia muy importante.
Hoy está prevista una movilización de los sindicatos de la alimentación de todo el país, dando inicio a un plan de lucha que se profundizará el viernes con un paro de dos horas por turno en todas las fábricas.
El pasado lunes ya hubo bloqueos y asambleas en las puertas de las principales fábricas.
Hay mucha bronca en los trabajadores. Por el ajuste, por el tarifazo, por la política clasista de este gobierno.
Nuestro sector es formador de precios y es uno de los que más ha remarcado los precios desde noviembre, con lo cual tiene margen para dar el aumento que pedimos.
-Esta movilización se da en un momento político, económico y social muy delicado en Argentina.
-Sí. Una de nuestras principales consignas es “que el ajuste lo paguen ellos”.
Ha habido una devaluación de casi el 60 por ciento, una remarcación de precios alevosa y sin ningún tipo de justificación a pesar de la caída del dólar y un aumento de las tarifas públicas terrible (gas, luz eléctrica), acompañado de la eliminación de subsidios al transporte de los sectores populares y de una quita de las retenciones al campo y a las mineras.
Todo eso ha provocado una transferencia de ingresos desde los más pobres y los asalariados hacia los más ricos y concentrados, donde se ubican las mayores empresas de nuestro rubro.
Quieren hacer el ajuste sobre la base de que perdamos calidad de vida: cuando uno tiene que dedicar más de un tercio de los ingresos a pagar gas o electricidad pierde calidad de vida, lo mismo que cuando porque no puede pagarlos deja de consumirlos.
Nosotros no estamos dispuestos a aceptarlo.
Se viene por el modelo sindical
Menos poder de negociación y precarización laboral
-Hay, por otra parte, en el movimiento obrero argentino una voz de alerta que crece: que esta administración viene por el modelo sindical…
-Este es un gobierno que ha mentido. Mintió cuando dijo que el ajuste iba a ser moderado y progresivo, que la devaluación iba a ser reducida. Y mintió también cuando dijo que no iba a tocar el modelo sindical.
Ahora se está planteando de parte de algunos sectores la creación de un Consejo Económico y Social que tiene como única finalidad adecuar el modelo sindical y hacerle pagar a los asalariados el coste del ajuste.
Hay una clara intencionalidad de la Unión Industrial, de los principales voceros y consultores de las empresas, de que se debe reformar el modelo sindical y fundamentalmente producir una reforma laboral.
A lo que apuntan sobre todo es a crear las condiciones para profundizar el ajuste eliminando las convenciones colectivas de trabajo, debilitando al movimiento obrero.
Ya se está hablando, por ejemplo, de la necesidad de mejorar la productividad por región o por zona, que no haya convenios colectivos obligatorios para toda la actividad sino que haya algunos para las grandes empresas y otro para las pequeñas y medianas.
Nuestro modelo sindical, en cambio, asegura que un trabajador de una pequeña empresa de una zona pobre gane lo mismo que otro de una gran empresa de una zona rica.
En los planes de este gobierno está cambiar esto, debilitando la estructura sindical y la capacidad de negociación del movimiento sindical.
-Esta embestida encuentra al movimiento sindical dividido.
-Sí. La semana pasada hubo un confederal y se planteó el tema de la unidad sindical. Nosotros estamos por supuesto a favor de esa unidad, pero en base a algunas premisas mínimas.
Si la unidad es sólo para ver quién se sienta en el sillón para negociar con el gobierno, esto no tiene ningún sentido, pero si es para debatir cuáles son las políticas de organización, de movilización, de organización y de resistencia para evitar que se concreten los planes gubernamentales y empresariales que venimos denunciando por supuesto que vale la pena.
-Este es un gobierno que ha mentido. Mintió cuando dijo que el ajuste iba a ser moderado y progresivo, que la devaluación iba a ser reducida. Y mintió también cuando dijo que no iba a tocar el modelo sindical.
Ahora se está planteando de parte de algunos sectores la creación de un Consejo Económico y Social que tiene como única finalidad adecuar el modelo sindical y hacerle pagar a los asalariados el coste del ajuste.
Hay una clara intencionalidad de la Unión Industrial, de los principales voceros y consultores de las empresas, de que se debe reformar el modelo sindical y fundamentalmente producir una reforma laboral.
A lo que apuntan sobre todo es a crear las condiciones para profundizar el ajuste eliminando las convenciones colectivas de trabajo, debilitando al movimiento obrero.
Ya se está hablando, por ejemplo, de la necesidad de mejorar la productividad por región o por zona, que no haya convenios colectivos obligatorios para toda la actividad sino que haya algunos para las grandes empresas y otro para las pequeñas y medianas.
Nuestro modelo sindical, en cambio, asegura que un trabajador de una pequeña empresa de una zona pobre gane lo mismo que otro de una gran empresa de una zona rica.
En los planes de este gobierno está cambiar esto, debilitando la estructura sindical y la capacidad de negociación del movimiento sindical.
-Esta embestida encuentra al movimiento sindical dividido.
-Sí. La semana pasada hubo un confederal y se planteó el tema de la unidad sindical. Nosotros estamos por supuesto a favor de esa unidad, pero en base a algunas premisas mínimas.
Si la unidad es sólo para ver quién se sienta en el sillón para negociar con el gobierno, esto no tiene ningún sentido, pero si es para debatir cuáles son las políticas de organización, de movilización, de organización y de resistencia para evitar que se concreten los planes gubernamentales y empresariales que venimos denunciando por supuesto que vale la pena.
Fotos: Nelson Godoy