24
Abril
2017
Campaña Mundial por la dignificación de las camareras de piso
Con Marisa Díaz Bernat y Vanina D’Elia
Con Marisa Díaz Bernat y Vanina D’Elia
“Gracias a esta campaña estamos cambiando la realidad”
Gerardo Iglesias
Marisa Díaz Bernat y Vanina D’Elia
Luego de las actividades sobre buenas prácticas laborales junto a las seccionales de varias provincias, la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) está desarrollando una serie de talleres en las más importantes cadenas hoteleras. La Rel dialogó con Marisa Díaz Bernat, camarera de piso, y Vanina D’Elia, profesora de Educación Física, que, conjuntamente con Patricia Mantovano, fueron las artífices de una concurrida jornada en el Hotel Faena, el 10 de abril.
-¿Cuánto hace que vienen desarrollando estos talleres?
-Vanina. Vamos por los tres años y por mi parte estoy feliz de ver que llegamos a más camareras que se identifican con la propuesta y han tomado conciencia de que las condiciones de trabajo pueden mejorar y que pueden tener un trabajo saludable.
-Marisa. Yo siento cada vez más empatía con el colectivo, con su trabajo, y puedo concluir que las buenas prácticas laborales son posibles porque, en mi caso, las incorporo a diario y noto los cambios en mi cuerpo y estado de ánimo.
Está claro que el cuidado en cómo desarrollamos nuestra labor no produce cambios instantáneos, pero a la larga hace que lleguemos a casa mejor y podamos compartir un tiempo de calidad con nuestras familias, entre otras cosas.
-Las lesiones y el dolor hacen parte del cotidiano de las camareras…
-Marisa. Sí. El dolor está presente porque las tareas que desarrollan las camareras de piso son duras, y a las que ya hace años que trabajamos y no fuimos cuidadas, el cuerpo nos pasa factura.
Gracias a la campaña de la UTHGRA y la UITA estamos cambiando la realidad y sobre todo la de las jóvenes camareras, a quienes queremos concientizar y que se empoderen de las buenas prácticas de salud y seguridad.
-A pesar de ser una parte fundamental para el servicio hotelero, las camareras de piso estuvieron muy invisibilizadas y desvalorizadas…
-Marisa. Es cierto, nadie nos tenía en cuenta. Pero de a poco, al menos acá en Argentina, se va reconociendo y valorando nuestra labor y con ello nuestra autoestima.
-Vanina. Un momento muy importante de los talleres es cuando nosotras terminamos la intervención y las camareras se acercan, nos hacen preguntas, nos cuentan sus problemas, nos hablan de sus dolores y malestares. Quiere decir que el mensaje llega, que hay una correspondencia entre lo que decimos y lo que ellas sienten.
-Es muy interesante verlas en acción, la puesta en escena, la cercanía e interacción con las participantes, la veta de humor en sus diálogos…
-Vanina. El humor es una herramienta fundamental en nuestra tarea, porque es la forma en que podemos sacar a estas trabajadoras de su rutina y que no nos sientan distantes.
Tenemos en cuenta que a menudo los talleres son impartidos en mitad de la jornada laboral y otras veces al final, y a muchas de estas camareras les espera un largo viaje de regreso a sus hogares. Esa cuota de humor las ayuda a activarse y a llegar mejor a casa.
-Marisa. Nosotros escuchamos a las camareras, vemos sus rostros, sus reacciones, de ellas aprendemos y ese ida y vuelta es muy importante para mejorar a diario la dinámica de los talleres.
-¿Cómo se sienten, luego de esta nueva jornada?
-Felices (responden al unísono).
-Vanina. Vamos por los tres años y por mi parte estoy feliz de ver que llegamos a más camareras que se identifican con la propuesta y han tomado conciencia de que las condiciones de trabajo pueden mejorar y que pueden tener un trabajo saludable.
-Marisa. Yo siento cada vez más empatía con el colectivo, con su trabajo, y puedo concluir que las buenas prácticas laborales son posibles porque, en mi caso, las incorporo a diario y noto los cambios en mi cuerpo y estado de ánimo.
Está claro que el cuidado en cómo desarrollamos nuestra labor no produce cambios instantáneos, pero a la larga hace que lleguemos a casa mejor y podamos compartir un tiempo de calidad con nuestras familias, entre otras cosas.
-Las lesiones y el dolor hacen parte del cotidiano de las camareras…
-Marisa. Sí. El dolor está presente porque las tareas que desarrollan las camareras de piso son duras, y a las que ya hace años que trabajamos y no fuimos cuidadas, el cuerpo nos pasa factura.
Gracias a la campaña de la UTHGRA y la UITA estamos cambiando la realidad y sobre todo la de las jóvenes camareras, a quienes queremos concientizar y que se empoderen de las buenas prácticas de salud y seguridad.
-A pesar de ser una parte fundamental para el servicio hotelero, las camareras de piso estuvieron muy invisibilizadas y desvalorizadas…
-Marisa. Es cierto, nadie nos tenía en cuenta. Pero de a poco, al menos acá en Argentina, se va reconociendo y valorando nuestra labor y con ello nuestra autoestima.
-Vanina. Un momento muy importante de los talleres es cuando nosotras terminamos la intervención y las camareras se acercan, nos hacen preguntas, nos cuentan sus problemas, nos hablan de sus dolores y malestares. Quiere decir que el mensaje llega, que hay una correspondencia entre lo que decimos y lo que ellas sienten.
-Es muy interesante verlas en acción, la puesta en escena, la cercanía e interacción con las participantes, la veta de humor en sus diálogos…
-Vanina. El humor es una herramienta fundamental en nuestra tarea, porque es la forma en que podemos sacar a estas trabajadoras de su rutina y que no nos sientan distantes.
Tenemos en cuenta que a menudo los talleres son impartidos en mitad de la jornada laboral y otras veces al final, y a muchas de estas camareras les espera un largo viaje de regreso a sus hogares. Esa cuota de humor las ayuda a activarse y a llegar mejor a casa.
-Marisa. Nosotros escuchamos a las camareras, vemos sus rostros, sus reacciones, de ellas aprendemos y ese ida y vuelta es muy importante para mejorar a diario la dinámica de los talleres.
-¿Cómo se sienten, luego de esta nueva jornada?
-Felices (responden al unísono).
Marisa Díaz Bernat, Patricia Mantovano y Vanina D’Elia | Fotos: Gerardo Iglesias