27
Julio
2016
Con Wilson Vidoto
Yoki cierra en Maríla sin previo aviso
Yoki cierra en Maríla sin previo aviso
Con premeditación y alevosía
En Montevideo, Amalia Antúnez
Foto: Gerardo Iglesias
Tras el intempestivo cierre del 20 de julio, la planta de la norteamericana General Mills deja a cien trabajadores en la calle. La Rel conversó con Wilson Vidoto, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación de Marília y Región (STIAM), para conocer detalles de la situación.
-¿Cómo se dio el cierre de la fábrica? ¿No hubo aviso previo por parte de la gerencia de la compañía al Sindicato?
-No. De hecho, cuando el Sindicato fue notificado, nos dirigimos a la fábrica y ya no quedaba nadie, estaba todo cerrado y no había un alma en la vuelta.
Según nos explicaron después, la decisión fue determinada por la casa matriz de la General Mills en Estados Unidos y estuvo motivada por el aumento de los costos de la materia prima, que encarece el sistema de logística acá en Marília.
-¿Cuántos trabajadores fueron despedidos?
-Unos cien, y lamentablemente para ellos no hay vuelta atrás, porque fue una determinación vertical que vino del exterior y que se dio sin previa comunicación, imposibilitando una respuesta más efectiva del Sindicato.
En este momento el STIAM está negociando la extensión de beneficios como plan de salud, tickets alimentación; bonificaciones salariales por antigüedad laboral, entre otras.
También exigimos que la empresa gestione algunos cursos para estos trabajadores como forma de paliar en algo el impacto que tendrá el despido.
En general no son operarios calificados, lo que disminuye sus posibilidades de reubicación en el mercado laboral, más aún si tenemos en cuenta la situación de crisis y recesión que vive el país.
-No. De hecho, cuando el Sindicato fue notificado, nos dirigimos a la fábrica y ya no quedaba nadie, estaba todo cerrado y no había un alma en la vuelta.
Según nos explicaron después, la decisión fue determinada por la casa matriz de la General Mills en Estados Unidos y estuvo motivada por el aumento de los costos de la materia prima, que encarece el sistema de logística acá en Marília.
-¿Cuántos trabajadores fueron despedidos?
-Unos cien, y lamentablemente para ellos no hay vuelta atrás, porque fue una determinación vertical que vino del exterior y que se dio sin previa comunicación, imposibilitando una respuesta más efectiva del Sindicato.
En este momento el STIAM está negociando la extensión de beneficios como plan de salud, tickets alimentación; bonificaciones salariales por antigüedad laboral, entre otras.
También exigimos que la empresa gestione algunos cursos para estos trabajadores como forma de paliar en algo el impacto que tendrá el despido.
En general no son operarios calificados, lo que disminuye sus posibilidades de reubicación en el mercado laboral, más aún si tenemos en cuenta la situación de crisis y recesión que vive el país.