Tras el brutal asesinato -el pasado 2 de marzo- de la dirigente indígena y coordinadora del Copinh, Berta Cáceres, no ha parado la ola de persecución, hostigamiento y atentados contra miembros de esta organización.
En su comunicado, el Copinh considera a estos últimos eventos criminales como un intento más de silenciar la lucha contra "los proyectos de muerte en los territorios lencas", como es el caso de la cuestionada represa Agua Zarca.