De acuerdo a un artículo de la BBC Mundo, si un juez determina que alguien murió como consecuencia de karoshi, su familia recibe una indemnización de unos 20.000 dólares por parte del gobierno y pagos de hasta 1,6 millones por parte de la compañía en la que la víctima trabajó.
Es decir, hay compensación pero no prevención: las medidas tienen lugar cuando ya es demasiado tarde.