En Paraguay aprovechó toda brecha que se le ofrecía para “hacer reflexionar a la gente, motivarla a reaccionar, incitarla a organizarse. Sobre todo a los jóvenes. Me interesaba fundamentalmente llegarles a las nuevas generaciones, y podía hacerlo a través de los cursos en la universidad (era docente en la Universidad Católica y asesor del Colegio del Cristo Rey) y en la labor pastoral”
No pudo hacerlo por mucho tiempo. En 1969, luego que oficiara una misa a los estudiantes en huelga de hambre de la Facultad de Medicina, la policía de investigaciones lo detuvo y poco después fue expulsado del país.
Los mismos de siempre
Cuando Oliva retornó del exilio Paraguay era un país convulsionado, que al poco tiempo conocería un nuevo intento de golpe de Estado, protagonizado por el general Lino Oviedo. Muy poco había cambiado, política y socialmente, desde la caída de la dictadura de Stroessner, siete años antes.
“Lo gobernaba básicamente la misma oligarquía, los mismos grandes latifundistas, sobre todo ganaderos y sojeros, en complicidad con militares y una dirigencia política corrupta, y los sectores populares estaban divididos, sin posibilidades de pesar”.
El Sacerdote
Sus misas las concibe sin aparatosidad alguna. “Simples, como la gente a las que están dirigidas, porque se trata de cambiar sus vidas hoy y aquí”, observa este cura que se dice todavía ligado a los principios que inspiraron a la Teología de la Liberación.
En estos 18 años, también dio clases, escribió para un diario, animó una fundación dedicada a apoyar a hijos de campesinos, y hace años que dirige un programa diario por la radio Fe y Alegría, cuyos contenidos La Rel reproduce habitualmente.
Siempre en la lucha
Desde que volvió al país, “el pai” ha sido parte de todas las grandes luchas populares en Paraguay: las jornadas de 1999 que derivaron en la caída de Raúl Cubas, las movilizaciones por la tierra o en defensa del acceso universal a la salud o a la educación, contra los grupos paramilitares que operan al servicio de los estancieros, contra las fumigaciones…
Se lo ha visto, por ejemplo, muy cercano a los cuatro campesinos acusados sin prueba alguna de la masacre de junio de 2012 en Curuguaty, en la que murieron 11 campesinos y seis policías y que derivó en la caída de Fernando Lugo.