Lo que se vive en las vallas de Ceuta y Melilla es vergonzoso. Ha habido algunos juicios por la actuación policial en la represión en la frontera terrestre con Marruecos, pero ha pasado un poco desapercibido ante la magnitud de lo del Mediterráneo y la cantidad de muertos.
No deja de todas maneras de ser igualmente vergonzoso. Y lleva ocurriendo hace muchísimos años.
El elitismo europeo
Hay además una política muy elitista. Se acepta a gente de Siria, pero no de otros países. En Melilla se ha abierto una oficina de asilo en la frontera, pero sólo para sirios.
Inmigrantes de origen subsahariano no pueden entrar, y si quieren hacerlo tienen que saltar la valla.
Ni siquiera aparece una actitud humanitaria en las jerarquías europeas: en octubre pasado, la Unión reemplazó la operación italiana de rescate en el Mediterráneo por otra puramente de seguridad, con muchísimo menos dinero, barcos de otro tipo, sin personal humanitario a bordo.