“¿Qué nos queda a las defensoras y defensores? ¿Hacia dónde nos están llevando y arrinconando? Estas son las preguntas que suenan en mi cabeza tras este asesinato. Tenemos que reflexionar y actuar. Creo que debemos levantarnos y energizarnos del coraje que Bertita tenía”.
“El asesinato de Bertha es un crimen político y es un mensaje que nos están mandando. Van con todo y nadie es intocable. En Honduras hay un grave estado de indefensión de quienes bregamos por la verdad y la justicia y estamos en contra de este modelo que nos está asfixiando, empobreciendo y sometiendo”.