Algunos de nosotros fuimos ingenuos cuando pensamos que la crisis de 2008 iba a obligar al sistema capitalista a replantearse sus principios.
Lejos de ello, ha tenido la enorme habilidad de hacer recaer las consecuencias de su propia crisis sobre las espaldas de los trabajadores y las trabajadoras y de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Es evidente que para una minoría privilegiada el sistema capitalista ha sido exitoso. Hay estudios que demuestran que este año el uno por ciento de los individuos más ricos del planeta, tendrán una fortuna mayor a toda la riqueza junta del resto.