En términos mundiales tenemos un ejército, la Confederación Sindical Internacional (CSI), representa a 180 millones de trabajadores y trabajadoras.
Como déficit debo decir que nuestro ejército está desarmado, o con la pólvora mojada.
¿Qué nos falta? Construir nervios y músculos para ese cuerpo y esto está muy vinculado a la situación de la izquierda en términos generales.
Antes teníamos las cosas más claras, sabíamos quién era el enemigo. Había partidos de izquierda que lo tenían claro y desde el movimiento obrero jugábamos nuestro papel.