Se puede ver, por ejemplo, que en los próximos años habrá 71 millones de jóvenes (13,1 por ciento del total) sin trabajo y que ya hoy hay otros 156 millones que, a pesar de contar con uno, viven en condiciones de pobreza, en algunos casos extrema.
La imposibilidad de acceder a una vivienda ha llevado a muchos jóvenes a seguir viviendo con sus padres aunque trabajen; los bajos salarios y pésimas condiciones los condenan a trabajar más horas, muchas veces ilegalmente; la falta de información y formación los hace vulnerables a la explotación.