Las camareras pueden llegar a limpiar entre 18 y 25 habitaciones diarias además de las áreas comunes del hotel.
Llegan a hacer entre 60 y 80 camas diarias y aún más en temporada alta cuando se añaden camas supletorias en las habitaciones.
El abuso y la precariedad
El temor a perder el empleo acalla las quejas. Los trabajadores fijos discontinuos tienen ciertas garantías, pero los eventuales y trabajadores remitidos por las empresas de trabajo temporal han de aguantar lo que venga.
Y esta precariedad laboral acabará con el destino turístico. Ahora nos beneficiamos de la situación conflictiva en otros destinos emergentes, pero no siempre será así. A corto plazo el empresario gana, pero el destino se degrada.