Cuando nos entregan el papel de las tareas del día, de entrada te tomas un antiinflamatorio y luego de una hora sientes que no te hace efecto y te tomas un analgésico y cuando la gobernanta te pasa que hay nuevas salidas, te tomas un tranquilizante para no acogotarla.
Cada vez hay menos personal para más trabajo y no vemos forma de que los empresarios se den cuesta que este sistema de priorizar cantidad en vez de calidad es pan para hoy y hambre para mañana.