27
Octubre
2015

JBS, una máquina de triturar trabajadores

En Montevideo, Daniel Gatti
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Foto: Lucía Iglesias

Otra filial de JBS en Brasil, esta vez en Itaiópolis, en el estado de Santa Catarina, fue denunciada por autoridades públicas por someter a sus trabajadores a condiciones de empleo degradantes.
Misiones del Ministerio de Trabajo y Empleo (MTE) y del Ministerio Público del Trabajo (MPT) inspeccionaron el 19 y el 20 de octubre la unidad de JBS-Tyson en Itaiópolis, norte de Santa Catarina, y encontraron que lo habitual en esa fábrica era realizar jornadas de 14 horas a un ritmo tres veces superior al adecuado, sin respetar las pausas previstas en la NR36.

Como sucede en gran cantidad de unidades de la principal transnacional cárnica del planeta en Brasil, la dirección de la planta de Itaiópolis tampoco entregaba a sus empleados equipos de protección adecuados, exponiéndolos al frío y a accidentes en el manejo de las máquinas, por ejemplo.

En el sector de desosado de pollos, 93 por ciento de las empleadas laboran con dolores permanentes que en la mayoría de los casos (seis de cada diez) sólo disminuyen los fines de semana, cuando descansan.

El 50 por ciento de los empleados consultados dijo que deben trabajar a un ritmo “muy rápido” y el resto a un ritmo “rápido”, que disminuyó, según dijeron absolutamente todos, durante los dos días en que los inspectores permanecieron en la planta.

Más de la mitad (56 por ciento) de los trabajadores utiliza analgésicos o antiinflamatorios para mitigar los dolores que padecen, y se registraron casos de trabajadoras de 19 años de edad, con menos de un año de actividad en la empresa, que ya son dependientes de esas drogas.

Por otro lado, las jornadas laborales se alargan más aún porque muchas de las empleadas deben trasladarse a pie más de 2 kilómetros para poder acceder al autobús que dispone la empresa para el transporte de sus empleados.

Lo peor del caso JBS es que a pesar de que ya ha sido condenada por infinidad de violaciones al Código del Trabajo sigue siendo subvencionada por el Estado.

“Este es un caso típico en el que el dinero público fomenta la irresponsabilidad de una empresa, en claro perjuicio de más vulnerables, es decir de los trabajadores”, comentó el fiscal del Trabajo Thiago Andraus.

Más de 25.000 de las 120.000 personas que JBS emplea en Brasil están en litigio con la empresa, que ha sido condenada a multas récord por sus violaciones a los derechos individuales y colectivos de sus trabajadores.