22
Septiembre
2016
JBS acumula denuncias judiciales
Ahora por trabajo infantil y una nueva operación dudosa
En Buenos Aires, Gerardo Iglesias
Ilustración: Rel-UITA
La transnacional brasileña JBS, principal productora de proteína animal del mundo, no para de desfilar ante la justicia de su país de origen: un tribunal acaba de confirmar su condena por recurrir a mano de obra infantil y otro la investiga por la dudosa compra de Alpargatas.
La sexta cámara del Tribunal Regional del Trabajo del estado de Santa Catarina mantuvo este mes la condena impuesta al Grupo JBS por emplear a menores de edad en labores tercerizadas para una antigua planta de Seara en la ciudad de Criciúma.
La transnacional deberá pagar 715.000 reales (unos 220.000 dólares) por concepto de “daño moral colectivo” y por incumplimiento de un primer fallo judicial.
En 2011, el Ministerio Público del Trabajo (MPT) había probado que los pollos con que era abastecida la planta de Seara eran transportados por niños y adolescentes en camiones que, además, no contaban con los mínimos requisitos de seguridad.
La dependencia gubernamental inició entonces una acción judicial por recurso a trabajo infantil insalubre contra la empresa, que llevó años en ser tramitada. En 2013, Seara fue adquirida por JBS.
Un tribunal de Criciuma rebatió la argumentación de la firma de que los menores eran contratados por empresas tercerizadas y la condenó en primera instancia.
Luego de este fallo, el MPT identificó nuevos casos de recurso a trabajo infantil por parte de la ex planta de Seara.
Entretanto, en Brasilia, la justicia comenzó a investigar la compra, a fines de 2015, de la compañía de calzado Alpargatas por J&F, filial de JBS, por unos 2.700 millones de reales (alrededor de 831 millones de dólares), una operación financiada en su totalidad por la estatal Caixa Económica Federal.
Alpargatas fue adquirida a la constructora Camargo Correa, que debió desprenderse de ella para pagar deudas.
Camargo Correa, al igual que JBS, están implicadas en el esquema de corrupción en la estatal Petrobras investigado por la Operación Lava Jato.
Cuando se concretó la compra-venta de la empresa de calzado el presidente del consejo de J&F era el actual ministro de Hacienda Henrique Meirelles.
La transnacional deberá pagar 715.000 reales (unos 220.000 dólares) por concepto de “daño moral colectivo” y por incumplimiento de un primer fallo judicial.
En 2011, el Ministerio Público del Trabajo (MPT) había probado que los pollos con que era abastecida la planta de Seara eran transportados por niños y adolescentes en camiones que, además, no contaban con los mínimos requisitos de seguridad.
La dependencia gubernamental inició entonces una acción judicial por recurso a trabajo infantil insalubre contra la empresa, que llevó años en ser tramitada. En 2013, Seara fue adquirida por JBS.
Un tribunal de Criciuma rebatió la argumentación de la firma de que los menores eran contratados por empresas tercerizadas y la condenó en primera instancia.
Luego de este fallo, el MPT identificó nuevos casos de recurso a trabajo infantil por parte de la ex planta de Seara.
Entretanto, en Brasilia, la justicia comenzó a investigar la compra, a fines de 2015, de la compañía de calzado Alpargatas por J&F, filial de JBS, por unos 2.700 millones de reales (alrededor de 831 millones de dólares), una operación financiada en su totalidad por la estatal Caixa Económica Federal.
Alpargatas fue adquirida a la constructora Camargo Correa, que debió desprenderse de ella para pagar deudas.
Camargo Correa, al igual que JBS, están implicadas en el esquema de corrupción en la estatal Petrobras investigado por la Operación Lava Jato.
Cuando se concretó la compra-venta de la empresa de calzado el presidente del consejo de J&F era el actual ministro de Hacienda Henrique Meirelles.
JBS
De corruptela en corruptela
Los hermanos Wesley y Joesley Batista, directores de JBS, habían sido apartados a principios de setiembre de la conducción del grupo por decisión judicial en el marco de la llamada Operación Greenfield, que investiga fraudes en la financiación de empresas públicas por algo menos de una decena de fondos privados de inversión.
Entre esos fondos figura Eldorado Celulose, perteneciente a J&F, filial de JBS.
Una semana después, el mismo juez los restituyó en sus puestos, pero las sospechas de participación de los directivos de la transnacional cárnica en un nuevo escándalo no se han aventado.
Después de todo, JBS vive de corruptela en corruptela, a menudo a la sombra del Estado, al tiempo que no deja de ser denunciada por los sindicatos y por el MPT por las condiciones en que mantiene a sus trabajadores mientras no para de aumentar sus ganancias.
Entre esos fondos figura Eldorado Celulose, perteneciente a J&F, filial de JBS.
Una semana después, el mismo juez los restituyó en sus puestos, pero las sospechas de participación de los directivos de la transnacional cárnica en un nuevo escándalo no se han aventado.
Después de todo, JBS vive de corruptela en corruptela, a menudo a la sombra del Estado, al tiempo que no deja de ser denunciada por los sindicatos y por el MPT por las condiciones en que mantiene a sus trabajadores mientras no para de aumentar sus ganancias.