31
Mayo
2017
JBS bajo sospecha en Argentina
Efecto Temer y los hermanos Batista
En Montevideo, Daniel Gatti
El escándalo de corrupción en el que está implicada en Brasil la transnacional cárnica JBS podría tener ramificaciones en Argentina, donde las Confederaciones Rurales (CRA) pidieron que se investigara la actuación de la transnacional.
JBS-Friboi se instaló en Argentina en 2005, cuando compró Swift Armour, una de las joyas de la industria frigorífica local, con ayuda del banco público brasileño BNDES.
Luego adquirió otras plantas y marcas y se hizo con canales de distribución y con mercados en el extranjero.
Poco después de la compra de Swift Armour, la transnacional brasileña dio el gran salto y se tragó a la central de Swift en Estados Unidos, Swift Foods, también con respaldo del BNDES.
Simultáneamente se expandía por otros países latinoamericanos productores de carne, como Uruguay y Paraguay, y también aterrizaba en Australia.
Así fue que se convirtió en la mayor empresa procesadora de carne del mundo, con una capacidad de faena de más de 47.000 reses por día.
En Argentina llegó a tener cinco plantas, que adquirió a precio de oro, “pagando 15 lo que valía 3, o 27 lo que valía 6”, según apuntó Dardo Chiesa, presidente de la CRA, una entidad que lucha contra los monopolios en la industria frigorífica.
“Avanzaron alquilando plantas de termoprocesado y conserva para cerrarlas”, señaló Chiesa.
Hoy JBS conserva a Swift y a Cabaña Las Lilas y una usina procesadora en la provincia de Buenos Aires.
A los otros establecimientos que adquirió los fue cerrando, uno tras otro, dejando en la calle a cientos de trabajadores y sumiendo en la crisis a las ciudades o pueblos donde estaban instalados.
Uno de los que compró, el de Colonia Caroya, en la provincia de Córdoba, lo cerró en 2010, despidiendo a más de 500 trabajadores y trabajadoras.
En noviembre pasado Swift se deshizo de otros 40 funcionarios.
Los cierres sucesivos fueron debilitando la posición de la industria argentina en los mercados internacionales y fortaleciendo la de Brasil.
“Alguien en este bendito país, donde no existe la figura del arrepentido, debería estudiar el accionar de esta empresa con matriz de corrupción, y ver si dicha matriz se replicó en la Argentina, si hubo luz verde o connivencia con las autoridades nacionales, y buscar los mecanismos para que esto no se repita”, dijo Chiesa.
Luego adquirió otras plantas y marcas y se hizo con canales de distribución y con mercados en el extranjero.
Poco después de la compra de Swift Armour, la transnacional brasileña dio el gran salto y se tragó a la central de Swift en Estados Unidos, Swift Foods, también con respaldo del BNDES.
Simultáneamente se expandía por otros países latinoamericanos productores de carne, como Uruguay y Paraguay, y también aterrizaba en Australia.
Así fue que se convirtió en la mayor empresa procesadora de carne del mundo, con una capacidad de faena de más de 47.000 reses por día.
En Argentina llegó a tener cinco plantas, que adquirió a precio de oro, “pagando 15 lo que valía 3, o 27 lo que valía 6”, según apuntó Dardo Chiesa, presidente de la CRA, una entidad que lucha contra los monopolios en la industria frigorífica.
“Avanzaron alquilando plantas de termoprocesado y conserva para cerrarlas”, señaló Chiesa.
Hoy JBS conserva a Swift y a Cabaña Las Lilas y una usina procesadora en la provincia de Buenos Aires.
A los otros establecimientos que adquirió los fue cerrando, uno tras otro, dejando en la calle a cientos de trabajadores y sumiendo en la crisis a las ciudades o pueblos donde estaban instalados.
Uno de los que compró, el de Colonia Caroya, en la provincia de Córdoba, lo cerró en 2010, despidiendo a más de 500 trabajadores y trabajadoras.
En noviembre pasado Swift se deshizo de otros 40 funcionarios.
Los cierres sucesivos fueron debilitando la posición de la industria argentina en los mercados internacionales y fortaleciendo la de Brasil.
“Alguien en este bendito país, donde no existe la figura del arrepentido, debería estudiar el accionar de esta empresa con matriz de corrupción, y ver si dicha matriz se replicó en la Argentina, si hubo luz verde o connivencia con las autoridades nacionales, y buscar los mecanismos para que esto no se repita”, dijo Chiesa.