07
Junio
2016
Niña de 16 años agredida por la violencia machista
¡No seamos cómplices pasivos!
Violeta Lacayo | Rel-UITA
Foto: Gerardo Iglesias
Una adolescente brasileña fue violada por más de 30 hombres que subieron imágenes del acto a Internet. No sólo actuaron con absoluta certeza de que no recibirían castigo, sino que le hicieron saber a sus congéneres y a la sociedad toda que se jactan de lo que hacen y que consideran a todas las mujeres y niñas como objetos de uso, goce y abuso.
La intencionalidad de su publicación en las redes sociales demuestra el ánimo de mostrarse.
Si tuviesen conciencia de que su actuar es delictivo no hubieran mostrado sus rostros y sobre todo el “trofeo”, tal cual animal de presa cazado.
La indignación de usuarios de Facebook alertó a las autoridades, con alguna duda sobre si se trataba de un hecho real o un montaje de la tecnología.
Lamentablemente era muy real, y la realidad nuevamente superaba la ficción. El delito se comete en Brasil, país que está asistiendo a una crisis de múltiples causas, ante lo cual un hecho como este pasa a la lista de situaciones por resolver.
No obstante, gracias a su difusión surgió la indignación y condena dentro y fuera del país.
Se tiene el número de delincuentes, 33, casi todos identificados, pero paradójicamente hay que “probar” el delito porque no habría “suficientes pruebas”. ¡Lamentable y condenable!
No debemos olvidar que el delito de violación es uno de los más difíciles de probar. La niña estaba inconsciente, debido a que fue drogada y dopada.
Es la sociedad la que puede y debe bajar el martillo sancionatorio sin dudarlo. La prueba del abuso y agresión total está más que evidente y clara.
Pero surgen también las voces preguntando “qué hacía esa niña en ese lugar y a esa hora”, vestida “inadecuadamente”, “provocando” y “buscando” ser violada.
El patriarcado es terriblemente astuto y sabe muy bien cómo utilizar a su favor y en su defensa las dudas sociales.
Debemos preguntarnos si no es momento de dejar de ser cómplices pasivos de estos hechos, superando las dudas de la justicia.
No es importante el número de atacantes, si fueron uno o 33 los que agredieron salvajemente a esta niña. Debemos también pensar en el número de “me gusta” o “likes” que tuvo la publicación en Facebook durante el tiempo que estuvo disponible: ¿no habría que investigarles también?
Es momento de reformar y adecuar las leyes y medios de prueba a los hechos que, con absoluta impunidad, se cometen contra las mujeres y niñas.
De lo contrario, este mismo hecho se puede convertir en objeto de imitación para otros, buscando protagonismo y publicidad afianzados en la impunidad.
Cada 11 minutos una mujer es violada en Brasil, según datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública.
Si tuviesen conciencia de que su actuar es delictivo no hubieran mostrado sus rostros y sobre todo el “trofeo”, tal cual animal de presa cazado.
La indignación de usuarios de Facebook alertó a las autoridades, con alguna duda sobre si se trataba de un hecho real o un montaje de la tecnología.
Lamentablemente era muy real, y la realidad nuevamente superaba la ficción. El delito se comete en Brasil, país que está asistiendo a una crisis de múltiples causas, ante lo cual un hecho como este pasa a la lista de situaciones por resolver.
No obstante, gracias a su difusión surgió la indignación y condena dentro y fuera del país.
Se tiene el número de delincuentes, 33, casi todos identificados, pero paradójicamente hay que “probar” el delito porque no habría “suficientes pruebas”. ¡Lamentable y condenable!
No debemos olvidar que el delito de violación es uno de los más difíciles de probar. La niña estaba inconsciente, debido a que fue drogada y dopada.
Es la sociedad la que puede y debe bajar el martillo sancionatorio sin dudarlo. La prueba del abuso y agresión total está más que evidente y clara.
Pero surgen también las voces preguntando “qué hacía esa niña en ese lugar y a esa hora”, vestida “inadecuadamente”, “provocando” y “buscando” ser violada.
El patriarcado es terriblemente astuto y sabe muy bien cómo utilizar a su favor y en su defensa las dudas sociales.
Debemos preguntarnos si no es momento de dejar de ser cómplices pasivos de estos hechos, superando las dudas de la justicia.
No es importante el número de atacantes, si fueron uno o 33 los que agredieron salvajemente a esta niña. Debemos también pensar en el número de “me gusta” o “likes” que tuvo la publicación en Facebook durante el tiempo que estuvo disponible: ¿no habría que investigarles también?
Es momento de reformar y adecuar las leyes y medios de prueba a los hechos que, con absoluta impunidad, se cometen contra las mujeres y niñas.
De lo contrario, este mismo hecho se puede convertir en objeto de imitación para otros, buscando protagonismo y publicidad afianzados en la impunidad.
Cada 11 minutos una mujer es violada en Brasil, según datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública.