16
Febrero
2017
Una “epidemia” de violencia machista
Cinco feminicidios en un mes
Violeta Lacayo
Ilustración: Mi Morena
Uruguay, un pequeño país austral al sur del continente americano con poco más de tres millones de habitantes, resalta en las estadísticas nuevamente: en el primer mes de 2017 han sido asesinadas cinco mujeres y una sexta se encuentra debatiéndose entre la vida y la muerte luego de ser atacada por su ex pareja.
Los parámetros comunes de estos asesinatos han sido que el feminicida era pareja o ex pareja de la víctima y que la mayor parte (cuatro de seis) de las mujeres atacadas estaban en edad productiva y reproductiva.
En todos los casos hay notables sesgos de poder (uno de los asesinos es policía, el otro un preso que mató a su pareja durante la visita) y carencia de temor a las consecuencias. El mensaje dado por los homicidas a sus congéneres hombres es de impunidad frente estos hechos.
A partir de ello se ha detonado, nuevamente, la demanda de creación dentro de la legislación uruguaya del delito de femicidio o feminicidio; asimismo, se está revisando la posibilidad de aprobar una ley Integral contra la violencia de género.
Es lamentable que tengan que morir más mujeres para que se muevan los aparatos legislativos y jurídicos.
Por otro lado, quedan las otras víctimas, que también son directas, de los feminicidios: los hijos y las hijas, y la familia de las mujeres asesinadas, para quienes no habrá reparación posible, y vivirán el día a día deseando que se haga justicia y se condene severamente este hecho.
El próximo 8 de marzo, “Día Internacional de la Mujer”, estará marcado por el repudio a estos hechos de violencia.
El asesinato de una mujer es la culminación extrema de la violencia, pero existen otras formas de ejercerla, como la inequidad en el ámbito laboral, la falta de paridad política, el desigual acceso a la salud y educación, la trata de mujeres y niñas.
Por otro lado, la sociedad entera al verse indignada y conmocionada frente a estos hechos, se expresa y manifiesta con la intención de parar con estos asesinatos.
El movimiento sindical uruguayo ha decidido que esta problemática no pase desapercibida y participará en la marcha del 8 de marzo bajo el lema “las Mujeres paran el mundo”.
La central sindical única PIT-CNT proclamó que “dentro del movimiento sindical no debe haber lugar para los violentos”, aludiendo a que también deben revisarse las filas propias y no permitir situaciones de violencia en ningún espacio.
En todos los casos hay notables sesgos de poder (uno de los asesinos es policía, el otro un preso que mató a su pareja durante la visita) y carencia de temor a las consecuencias. El mensaje dado por los homicidas a sus congéneres hombres es de impunidad frente estos hechos.
A partir de ello se ha detonado, nuevamente, la demanda de creación dentro de la legislación uruguaya del delito de femicidio o feminicidio; asimismo, se está revisando la posibilidad de aprobar una ley Integral contra la violencia de género.
Es lamentable que tengan que morir más mujeres para que se muevan los aparatos legislativos y jurídicos.
Por otro lado, quedan las otras víctimas, que también son directas, de los feminicidios: los hijos y las hijas, y la familia de las mujeres asesinadas, para quienes no habrá reparación posible, y vivirán el día a día deseando que se haga justicia y se condene severamente este hecho.
El próximo 8 de marzo, “Día Internacional de la Mujer”, estará marcado por el repudio a estos hechos de violencia.
El asesinato de una mujer es la culminación extrema de la violencia, pero existen otras formas de ejercerla, como la inequidad en el ámbito laboral, la falta de paridad política, el desigual acceso a la salud y educación, la trata de mujeres y niñas.
Por otro lado, la sociedad entera al verse indignada y conmocionada frente a estos hechos, se expresa y manifiesta con la intención de parar con estos asesinatos.
El movimiento sindical uruguayo ha decidido que esta problemática no pase desapercibida y participará en la marcha del 8 de marzo bajo el lema “las Mujeres paran el mundo”.
La central sindical única PIT-CNT proclamó que “dentro del movimiento sindical no debe haber lugar para los violentos”, aludiendo a que también deben revisarse las filas propias y no permitir situaciones de violencia en ningún espacio.