“La patronal hotelera quiere acabar con los derechos conquistados en los últimos 35 años de lucha sindical”
-Cuéntanos cómo se inicia la acción sindical en España por la mejora de las condiciones laborales de las camareras de pisos.
-Nos tendríamos que remontar a los inicios de la lucha sindical con la restauración democrática a finales de los 70.
Entonces el objetivo, entre otros, era el reconocimiento profesional de las camareras, que en esa época y por los convenios provinciales de hostelería vigentes en aquel momento, que regulaban el trabajo en el sector hostelero, se encontraban encuadradas en el Grupo 6.
Este era el último grupo, con limpiadoras, etc., y se encontraba incluso por detrás del que englobaba a los ayudantes de camareros y cocineros, que estaban en el Grupo 5.
Era una situación claramente discriminatoria a la que la presión sindical dio solución con la desaparición de este último grupo y su incorporación al 5 con los ayudantes en la década de los 80 y posteriormente en los 90 al conseguir que las camareras de pisos pasaran al grupo de los oficiales, es decir el Grupo 4.
-¿Cómo se consiguió este avance?
-Con un proceso de huelgas muy duro a finales de los 70.
La patronal, con un movimiento sindical crecido, respondió a la huelga del 1979 con un cierre patronal y dejó a 20.000 trabajadores en la calle.
El gobierno de UCD promovió un laudo desde la delegación de Málaga. Este laudo, totalmente favorable a los empresarios, supuso una politización de la huelga que llegó a durar 19 días y paralizó la Costa del Sol.
La situación de presión fue tal que el secretario de acción sindical de CCOO de la provincia, Manuel Benítez, se suicidó arrojándose desde un edificio. Esto produjo una radicalización de la huelga y la intervención directa del secretario general del sindicato en ese momento, Marcelino Camacho.
Finalmente los trabajadores despedidos fueron readmitidos y el delegado que había promovido el laudo tuvo que dimitir. Aun así no pudimos retirar el laudo.
-¿Qué significaron estos cambios?
-La subida del Grupo 6 al 4 supuso una subida salarial, el final de unadiscriminación histórica, ya que conseguimos que el colectivo de camareras de pisos estuvieran el grupo de los profesionales, así como la mejora en las cotizaciones.
Eso era muy importante para el futuro, ya que muchas camareras debido a la dureza de su trabajo no se jubilan, sino que acaban en situaciones de invalidez.
-Una vez dado este paso ¿cómo evoluciona después la acción sindical en el sector hotelero?
-Durante los años 80 las luchas se centraron en dar contenido a los convenios colectivos. Éstos de momento afectaban básicamente a las condiciones económicas y los descansos.
En ese momento las ordenanzas de la época franquista seguían vigentes y eran la referencia básica sobre categorías y funciones.
Para nosotros un elemento importante era conseguir que se diera la importancia merecida al carácter de “atención al público” que tienen las camareras y el valor que eso le confiere a su trabajo.
-¿Y hasta cuándo estuvieron vigentes esas ordenanzas?
-En 1991 el gobierno del PSOE anuló las ordenanzas que regulaban el sector hotelero. Eran regulaciones que venían de la época franquista pero con su eliminación se generó un vacío que fue aprovechado por la patronal para intentar acaba con las categorías profesionales y precarizar más los puestos de trabajo.
-¿Cómo reaccionasteis los sindicatos ante esa nueva situación?
-La respuesta fue la primera huelga general del sector en la Semana Santa de 1992 con el objetivo de conseguir una nueva regulación más acorde con los nuevos tiempos y evitar el vacío creado por la desaparición de las ordenanzas.
Fue una convocatoria unitaria con la UGT. Tuvo un seguimiento muy importante y se consiguió desarrollar los convenios colectivos, sobre todo en las zonas turísticas más fuertes, como Andalucía, Baleares, Canarias, Madrid o Cataluña.
-La patronal tampoco se quedaría quieta.
-La respuesta de la patronal durante los 90 fue la utilización de las Empresas de Trabajo Temporal, las ETT, que se legalizaron durante aquellos años y que crecían como “hongos”.
Con ellas los empresarios trataban de burlar los convenios colectivos y los avances que el movimiento sindical había obtenido en los años de lucha anterior.
Se inició entonces un proceso intencionado de substitución de trabajos propios por trabajadores de las ETT.
Eso supuso que tuvimos que iniciar negociaciones, y las amenazas de huelga consiguieron que los trabajadores de las ETT tuvieran derecho a los mismos sueldos y derechos sociales que los convenios vigentes y que se acotara su presencia a un máximo de un 10% de la plantilla.
Para el 90% de trabajadores propios se concretó el modelo contractual de fijos discontinuos y fijos a tiempo completo hasta un 80% y de 10% para los contratos eventuales.
-¿Qué ámbito territorial tuvo ese acuerdo?
-Primero lo conseguimos en Málaga y luego se fue extendiendo a toda España. En este sentido el acuerdo supuso un freno a las externalizaciones que pretendía la patronal.
-¿Cuándo y cómo se crea la figura del “fijo discontinuo” a la que hacías referencia?
-Aparece en Baleares, que siempre ha funcionado como el “laboratorio” del sector hotelero.
Nosotros defendíamos modelos contractuales que generaran estabilidad y la patronal quería flexibilidad frente a las fluctuaciones de las cargas de trabajo (temporada alta - temporada baja). Conjugar estas dos voluntades no era fácil.
Esta figura podía ser un punto de encuentro sobre todo para las zonas de sol y playa donde los hoteles se cierran en invierno.
Se generaron dos situaciones diferenciadas: contratos vinculados a fechas fijas de apertura y cierre y contratos vinculados a fechas de apertura y cierre inciertas, más dependientes de la fluctuación de la demanda y donde los contratos se realizan solo cuando hay trabajo.
-¿Cuántos meses suelen trabajar?
-Depende del convenio colectivo, pero en general está sobre los 6-10 meses. Se consiguió que durante los meses de parada pudieran cobrar el subsidio por desempleo y por tanto no perder tiempo de cotización para el futuro.
-¿Qué otras mejoras se fueron consiguieron en este sector de la hotelería?
-Se avanzó en el tema de los descansos. Al principio solo se tenía un día. Luego con la aplicación del Estatuto de los Trabajadores se pasó a 1,5 y finalmente, y coincidiendo con el Mundial de Futbol del 82, se consiguió un descanso de 2 días. Y también un descanso de media hora dentro de la jornada.
Otra lucha fue conseguir una comida decente para los trabajadores de los hoteles. Aunque parezca mentira se había llegado a pasar hambre en algunos hoteles. La comida era escasa y poco sana, sobre todo para las categorías más bajas.
Finalmente se consiguió que los comedores fueran para toda la plantilla y que se aumentara la calidad de la comida.
A nivel salarial se consiguió también un salario decente, ya que se logró eliminar el “porcentaje de servicio”, un baremo de puntos que discriminaba a las categorías más bajas y favorecía a las más altas, así como los repartos de propina que se regulaban en función de dicho porcentaje, favoreciendo con ello repartos más justos y equitativos.
-¿En qué ámbito consideras que no se ha podido avanzar?
-Claramente en las cargas de trabajo. La patronal ha presionado para que éstas fueran al alza, con plantillas muy cortas y una distribución del volumen de trabajo desproporcionado, sobre todo para las categorías que dan el servicio directo al cliente.
La presión psicológica ejercida por los empresarios, y canalizada a través de las gobernantas, ha sido letal. La profesionalidad y la satisfacción del trabajo bien hecho topan con la realidad de unos ritmos y cargas de trabajo inasumibles y nocivos para la salud.
Lo cierto es que a pesar de esta presión, en centros de trabajo con comités fuertes se ha conseguido resistir, pero en lugares sin representación o con estructuras débiles hemos retrocedido en este tema.
El miedo a perder el trabajo y la presión de millones de parados ha sido un aliado para la patronal turística.
Recordemos que hoy una causa de despido procedente es el “bajo rendimiento”. Esa es un arma que están utilizando para aumentar las cargas de trabajo.
-En los últimos años una de las grandes amenazas ha estado centrado en la externacionalización o la extensión de las subcontrataciones, ¿cómo se inició este proceso y por qué?
-Una vez que la patronal vio que no podía sacar a las ETT todo el jugo que quería, aparecieron como agua de mayo una nueva oportunidad con las empresas multiservicios o subcontratas.
En cualquier caso estamos ante la misma estrategia: evitar las regulaciones de los convenios colectivos, precarizar el trabajo y maximizar beneficios.
El objetivo patronal es sustituir a los trabajadores propios con trabajadores externos, regulados por convenios más laxos y favorables a sus intereses.
La última reforma laboral ha dado facilidades en este sentido ya que da prioridad a los convenios de empresa por encima de los provinciales o estatales.
Es un proceso que no tiene final y que podría terminar con la paradoja de que el único trabajador dependiente de la empresa hotelera en cuestión fuera el director, y el resto podrían pertenecer a diferentes empresas y cada una con realidades laborales distintas.
La patronal hotelera quiere acabar con los derechos conquistados en los últimos 35 años de lucha sindical.
Estas lógicas también son visibles en las relaciones que la propiedad tiene con las infraestructuras hoteleras.
Los edificios pueden ser alquilados, la plantilla subcontratada y el grupo inversor solo se tiene que preocupar del reparto de beneficios. Una fragmentación que les beneficia claramente.
-¿Quiénes son los autores de estas propuestas? ¿Les podemos poner cara?
-Básicamente desde instituciones como la FAES, uno de los think tank del Partido Popular, y las grandes firmas de abogados al servicio de las cadenas hoteleras se han promovido estas ideas.
-¿Y qué consecuencias puede tener todo eso?
-A medio plazo va afectar a la calidad del servicio ya que no se valora el conocimiento y profesionalidad acumulada por los trabajadores turísticos.
Se ha hecho una gran inversión en formación mayoritariamente con dinero público, pero luego las condiciones de trabajo que se encuentran los jóvenes que acceden a estos puestos son muy precarias.
Por otra parte, lo más curioso y contradictorio es que estas propuestas que tienden a maximizar beneficios a través de la precarización de las condiciones de trabajo se dan en un momento de récords de frecuentación turística.
Pero hemos de tener en cuenta que esto es también consecuencia de las situaciones de inestabilidad política que han afectado a destinos que directamente compiten con nosotros.
En estos momentos tenemos un “turismo prestado” que se calcula en unos tres millones de turistas. Esta obsesión por maximizar rápidamente los beneficios, al precio que sea, puede convertirse en pan para hoy y hambre para mañana.
Por muchas campañas institucionales o privadas que traten de promocionar nuestros destinos, el “boca-oreja” y las redes sociales pueden proyectar una imagen que haga patente el deterioro en la calidad del servicio.
Fidelizar ese “turismo prestado” solo lo conseguiremos con profesionales formados y puestos de trabajo decentes, con el objetivo de dar un servicio de excelencia.
-¿Cómo valoras la campaña internacional de la UITA a favor de las camareras de piso y cómo la va asumir CCOO?
-Con mucha ilusión. Nos ha venido muy bien y nos ha dado impulso. Hemos realizado jornadas sindicales en Málaga y Madrid y hemos publicado también un manifiesto que ha tenido impacto en los medios de comunicación.
De cara al inicio de temporada lo reforzaremos con carteles y trípticos que lleguen a los hoteles que se vayan abriendo.
Entendemos que ha sido un éxito histórico que las camareras de piso que representan el 25 por ciento de las plantillas hoteleras se hayan convertido en un ejemplo de lucha a nivel mundial.
Desde CCOO queremos reforzar la campaña dándoles el protagonismo merecido y sensibilizando tanto al resto de trabajadores como a los propios turistas y la sociedad en general.
Por primera vez hay un reconocimiento social a las camareras de piso, una profesión hasta hoy poco valorada. Esto está cambiando.
Agradecemos a la UITA la iniciativa y por supuesto la apoyaremos con mucha ilusión, trabajo y cariño.
Fotos: Ernest Cañada
-Con mucha ilusión. Nos ha venido muy bien y nos ha dado impulso. Hemos realizado jornadas sindicales en Málaga y Madrid y hemos publicado también un manifiesto que ha tenido impacto en los medios de comunicación.
De cara al inicio de temporada lo reforzaremos con carteles y trípticos que lleguen a los hoteles que se vayan abriendo.
Entendemos que ha sido un éxito histórico que las camareras de piso que representan el 25 por ciento de las plantillas hoteleras se hayan convertido en un ejemplo de lucha a nivel mundial.
Desde CCOO queremos reforzar la campaña dándoles el protagonismo merecido y sensibilizando tanto al resto de trabajadores como a los propios turistas y la sociedad en general.
Por primera vez hay un reconocimiento social a las camareras de piso, una profesión hasta hoy poco valorada. Esto está cambiando.
Agradecemos a la UITA la iniciativa y por supuesto la apoyaremos con mucha ilusión, trabajo y cariño.
Objetivos sindicales para el sector
Durante los años 80 las luchas se centraron en dar contenido a los convenios colectivos. Éstos de momento afectaban básicamente a las condiciones económicas y los descansos.
En ese momento las ordenanzas de la época franquista seguían vigentes y eran la referencia básica sobre categorías y funciones.
Para nosotros un elemento importante era conseguir que se diera la importancia merecida al carácter de “atención al público” que tienen las camareras y el valor que eso le confiere a su trabajo.
Las Empresas de Trabajo Temporal
Se inició entonces un proceso intencionado de substitución de trabajos propios por trabajadores de las ETT.
Eso supuso que tuvimos que iniciar negociaciones, y las amenazas de huelga consiguieron que los trabajadores de las ETT tuvieran derecho a los mismos sueldos y derechos sociales que los convenios vigentes y que se acotara su presencia a un máximo de un 10% de la plantilla.
Lo conquistado y lo que todavía falta
La comida era escasa y poco sana, sobre todo para las categorías más bajas.
Finalmente se consiguió que los comedores fueran para toda la plantilla y que se aumentara la calidad de la comida.
A nivel salarial se consiguió también un salario decente, ya que se logró eliminar el “porcentaje de servicio”, un baremo de puntos que discriminaba a las categorías más bajas y favorecía a las más altas, así como los repartos de propina que se regulaban en función de dicho porcentaje, favoreciendo con ello repartos más justos y equitativos.
En contra tenemos la presión psicológica ejercida por los empresarios, y canalizada a través de las gobernantas, ha sido letal. La profesionalidad y la satisfacción del trabajo bien hecho topan con la realidad de unos ritmos y cargas de trabajo inasumibles y nocivos para la salud.
Un impulso para el trabajo decente de las camareras
La campaña internacional de la UITA ha colocado la lucha de las camareras de piso, que representan el 25 por ciento de las plantillas hoteleras, en un ejemplo a nivel mundial.
Por primera vez hay un reconocimiento social a las camareras de piso, una profesión hasta hoy poco valorada. Esto está cambiando.