24
Septiembre
2015
4º Lanzamiento de la Campaña por la Dignificación de las Camareras de Piso en Argentina
Con Mariela McGrath
Con Mariela McGrath
El círculo vicioso de la explotación y la humillación
Gerardo Iglesias
Fotos: Gerardo Iglesias
Mariela es la psicóloga encargada de realizar en UTHGRA el muestro sobre los trastornos y enfermedades que padecen las camareras de piso. Es muy joven, entusiasta y con una capacidad de indignación a flor de piel. La Rel conversó con ella sobre los resultados del trabajo y sobre su visión profesional del tema.
-Junto con Patricia Mantovano han confeccionado esta encuesta sobre el trabajo de las camareras y sus impactos. ¿Cuántas fueron entrevistadas hasta la fecha?
-Unas 400 camareras cuyas respuestas ya fueron analizadas, más las que entrevistamos en Mendoza, que aún no hemos procesado.
Es una muestra que ya nos está mostrando patrones e incidencia, lo que nos permite hablar del colectivo de las camareras y no de casos aislados.
-¿Cuáles son los principales problemas que se desprenden de la muestra?
-Las encuestas arrojan una serie de problemas sobre todo vinculados a trastornos músculo-esqueléticos, lumbalgias, dorsalgias y cervicobraquialgias.
Un dato alarmante es que el 82 por ciento tiene afecciones lumbares, por lo que registran dificultades para estar erguidas y realizar movimientos de fuerza.
-Movimientos repetitivos y ritmo tenaz de trabajo, un tándem tenebroso…
-Sí, las camareras de piso realizan esfuerzos repetitivos y continuos, con una sobrecarga por los malos movimientos, sobre todo por el modelo de trabajo, su organización y la falta de implementos que alivianen la carga.
Así las cervicobraquialgias afectan a su vez a un 62 por ciento de este colectivo de trabajadoras y más de 50 por ciento de las camareras padecen algún trastorno de este tipo.
Estas dolencias, si no son tratadas a tiempo, se convierten en crónicas, es decir, vivirán por siempre padeciendo dolores.
Otro aspecto a destacar es que las camareras toman cualquier tipo de analgésico para calmar el dolor de forma inmediata, y eso las lleva a contraer aún más el músculo, generando con el tiempo dolores crónicos en las zonas afectadas y una patología de por vida.
Hay muchas que comienzan a tomar ansiolíticos porque el dolor termina por afectar otros aspectos de sus vidas cotidianas.
-El dolor, el ritmo y la intensidad del trabajo, ¿van generando estados de ansiedad y depresión, como sucede en España?
-En Argentina se da más el fenómeno de la ansiedad. Hay una depresión mínima, pero ya afecta 62 por ciento de las camareras.
Se produce un círculo vicioso del que les es complicado salir: comienzan con los dolores, no pueden tratarlos porque faltar al trabajo supone una pérdida económica y se deriva en los primeros rasgos de ansiedad, que con el tiempo se van acentuando.
-Unas 400 camareras cuyas respuestas ya fueron analizadas, más las que entrevistamos en Mendoza, que aún no hemos procesado.
Es una muestra que ya nos está mostrando patrones e incidencia, lo que nos permite hablar del colectivo de las camareras y no de casos aislados.
-¿Cuáles son los principales problemas que se desprenden de la muestra?
-Las encuestas arrojan una serie de problemas sobre todo vinculados a trastornos músculo-esqueléticos, lumbalgias, dorsalgias y cervicobraquialgias.
Un dato alarmante es que el 82 por ciento tiene afecciones lumbares, por lo que registran dificultades para estar erguidas y realizar movimientos de fuerza.
-Movimientos repetitivos y ritmo tenaz de trabajo, un tándem tenebroso…
-Sí, las camareras de piso realizan esfuerzos repetitivos y continuos, con una sobrecarga por los malos movimientos, sobre todo por el modelo de trabajo, su organización y la falta de implementos que alivianen la carga.
Así las cervicobraquialgias afectan a su vez a un 62 por ciento de este colectivo de trabajadoras y más de 50 por ciento de las camareras padecen algún trastorno de este tipo.
Estas dolencias, si no son tratadas a tiempo, se convierten en crónicas, es decir, vivirán por siempre padeciendo dolores.
Otro aspecto a destacar es que las camareras toman cualquier tipo de analgésico para calmar el dolor de forma inmediata, y eso las lleva a contraer aún más el músculo, generando con el tiempo dolores crónicos en las zonas afectadas y una patología de por vida.
Hay muchas que comienzan a tomar ansiolíticos porque el dolor termina por afectar otros aspectos de sus vidas cotidianas.
-El dolor, el ritmo y la intensidad del trabajo, ¿van generando estados de ansiedad y depresión, como sucede en España?
-En Argentina se da más el fenómeno de la ansiedad. Hay una depresión mínima, pero ya afecta 62 por ciento de las camareras.
Se produce un círculo vicioso del que les es complicado salir: comienzan con los dolores, no pueden tratarlos porque faltar al trabajo supone una pérdida económica y se deriva en los primeros rasgos de ansiedad, que con el tiempo se van acentuando.
La autoestima por el piso
Denigradas y ninguneadas
-Pasa a veces que aunque vayan al médico, estos profesionales no preguntan ni dónde trabajan ni qué tareas desempeñan…
-Sí, es otra de las dificultades que enfrenta este colectivo. Los TME (Trastornos músculo-esqueléticos) son de difícil diagnóstico. Son subdiagnosticados y muchas veces hasta menospreciados.
Para que en Argentina las camareras de piso sean diagnosticadas deben llegar a casos extremos, como una hernia de disco, gastritis crónicas debido a la ansiedad y consumo prolongado de analgésicos y otros medicamentos.
Pero por si esto fuera poco, también sufren todo tipo de menoscabos en ámbitos como el médico.
En general la muestra que recabamos presenta también que las mujeres que se desempeñan en esta labor tienen baja autoestima, lo que conlleva a dificultades para imponerse ante determinadas situaciones.
Por eso surge nuestro eslogan: UTHGRA te valoriza, UTHGRA te cuida, con la intención de que se sientan respaldadas por este gremio.
-Una de las cosas que he notado en todos los lanzamiento de los que participé acá en Argentina, es que cada vez que Patricia (Mantovano) realiza el abordaje de la problemática, las compañeras se emocionan, se sienten contempladas…
-Sí, es así entre otras cosas porque sienten que es la primera vez que alguien hace algo por ellas.
En un primer momento se muestran temerosas y con el paso de las ponencias y el desarrollo de la temática se van soltado y podemos apreciar como asienten con sus cabezas y cómo demuestran en gestos todo lo positivo de este proyecto, de la campaña.
Es la primera vez que se les da un lugar, porque en general el sector de la limpieza en los hoteles es bastante menospreciado e invisibilizado. A tal punto que las propias camareras internalizan este estado de invisibilidad.
Son un colectivo menospreciado, cuando en realidad se trata de un sector fundamental para el buen funcionamiento y categoría de un hotel.
-¿Qué hará la UTHGRA con los datos recabados en la encuesta?
-El objetivo principal es lograr que se reconozca a los TME como enfermedad profesional de las camareras de piso.
A medida que vamos avanzando logramos sumar datos concretos que nos encaminan hacia ese objetivo primario.
-Sí, es otra de las dificultades que enfrenta este colectivo. Los TME (Trastornos músculo-esqueléticos) son de difícil diagnóstico. Son subdiagnosticados y muchas veces hasta menospreciados.
Para que en Argentina las camareras de piso sean diagnosticadas deben llegar a casos extremos, como una hernia de disco, gastritis crónicas debido a la ansiedad y consumo prolongado de analgésicos y otros medicamentos.
Pero por si esto fuera poco, también sufren todo tipo de menoscabos en ámbitos como el médico.
En general la muestra que recabamos presenta también que las mujeres que se desempeñan en esta labor tienen baja autoestima, lo que conlleva a dificultades para imponerse ante determinadas situaciones.
Por eso surge nuestro eslogan: UTHGRA te valoriza, UTHGRA te cuida, con la intención de que se sientan respaldadas por este gremio.
-Una de las cosas que he notado en todos los lanzamiento de los que participé acá en Argentina, es que cada vez que Patricia (Mantovano) realiza el abordaje de la problemática, las compañeras se emocionan, se sienten contempladas…
-Sí, es así entre otras cosas porque sienten que es la primera vez que alguien hace algo por ellas.
En un primer momento se muestran temerosas y con el paso de las ponencias y el desarrollo de la temática se van soltado y podemos apreciar como asienten con sus cabezas y cómo demuestran en gestos todo lo positivo de este proyecto, de la campaña.
Es la primera vez que se les da un lugar, porque en general el sector de la limpieza en los hoteles es bastante menospreciado e invisibilizado. A tal punto que las propias camareras internalizan este estado de invisibilidad.
Son un colectivo menospreciado, cuando en realidad se trata de un sector fundamental para el buen funcionamiento y categoría de un hotel.
-¿Qué hará la UTHGRA con los datos recabados en la encuesta?
-El objetivo principal es lograr que se reconozca a los TME como enfermedad profesional de las camareras de piso.
A medida que vamos avanzando logramos sumar datos concretos que nos encaminan hacia ese objetivo primario.
Trastornos crónicos a los 30
Cuando el cuerpo pasa factura
-¿Cuál es la franja etaria de las mujeres encuestadas?
-La población que manejamos está mayoritariamente entre los 34 y los 48 años. Hay una franja de mujeres muy jóvenes, mayores de 18, que muestran los primeros signos de TME y niveles muy elevados de ansiedad.
-¿Te sorprendió lo que encontraste al comenzar este trabajo?
-Sí, nunca pensé encontrar a mujeres tan desvalorizadas en su trabajo y en su rol de mujeres.
Muchas de ellas son el sostén de la familia y cuando te dicen “ya no aguanto más” realmente es que no aguantan más.
El cuerpo les pasa factura y son muy jóvenes para jubilarse, pero a veces no tanto para reinsertarse en el mercado laboral y en otro rubro porque debido a las lesiones no pueden volver a hacer lo mismo.
Por otro lado, no hay respeto por parte de los huéspedes tampoco, ya que estas mujeres, que vienen con una baja autoestima, con dolores en sus cuerpos muchas veces se encuentran con cualquier tipo de cosas dentro de las habitaciones, escenas muy deprimentes.
Eso deprime, desestructura la personalidad. En España los relevamientos realizados de forma preliminar sorprenden por el alto índice de depresión, con ideación de suicidio.
-Felicitaciones por el trabajo…
-Muchas gracias, estamos confiados en que lograremos cambiar esta situación y eso nos motiva.
-La población que manejamos está mayoritariamente entre los 34 y los 48 años. Hay una franja de mujeres muy jóvenes, mayores de 18, que muestran los primeros signos de TME y niveles muy elevados de ansiedad.
-¿Te sorprendió lo que encontraste al comenzar este trabajo?
-Sí, nunca pensé encontrar a mujeres tan desvalorizadas en su trabajo y en su rol de mujeres.
Muchas de ellas son el sostén de la familia y cuando te dicen “ya no aguanto más” realmente es que no aguantan más.
El cuerpo les pasa factura y son muy jóvenes para jubilarse, pero a veces no tanto para reinsertarse en el mercado laboral y en otro rubro porque debido a las lesiones no pueden volver a hacer lo mismo.
Por otro lado, no hay respeto por parte de los huéspedes tampoco, ya que estas mujeres, que vienen con una baja autoestima, con dolores en sus cuerpos muchas veces se encuentran con cualquier tipo de cosas dentro de las habitaciones, escenas muy deprimentes.
Eso deprime, desestructura la personalidad. En España los relevamientos realizados de forma preliminar sorprenden por el alto índice de depresión, con ideación de suicidio.
-Felicitaciones por el trabajo…
-Muchas gracias, estamos confiados en que lograremos cambiar esta situación y eso nos motiva.