25
Mayo
2016
Con Raúl Quiñones, de SUETRA
“Macri amenaza las fuentes de trabajo de miles y miles de personas”
En Buenos Aires, Gerardo Iglesias

Raúl Quiñones
Para el secretario general del Sindicato Único de Empleados del Tabaco de la República Argentina (SUETRA), el gobierno de Mauricio Macri ha tomado medidas inconsultas que amenazan con colocar en grave crisis a la industria tabacalera argentina.
“Hoy tenemos en Argentina un gobierno que no comulga con la clase trabajadora. El presidente nació en cuna de oro y aborrece al movimiento obrero, y eso se ve en las medidas que toma, como los despidos masivos en varios sectores y medidas que van en contra de los intereses de los trabajadores”, dijo Quiñones a La Rel.
“Tiene una estrategia de prueba y error. Avanza, avanza, y si no ve obstáculos, sigue, sin consultar nada ni a nadie. Así ha pasado en la industria del tabaco: instituyó un impuesto del 75 por ciento y no pidió la opinión de los empresarios ni de los trabajadores del sector”.
Esa medida se tradujo en un aumento del precio de los cigarrillos y en un comienzo de retracción del consumo, cuyo alcance se va a empezar a ver en pocas semanas, cuando se acaben los stocks actuales, señaló Quiñones.
“También se está permitiendo el libre ingreso de maquinarias, que van a liquidar empleo. Se va a dejar todo librado al mercado, y cuando el mercado es el que regula la actividad sabemos quién pierde: los trabajadores.
A partir de que haya una caída del 20 por ciento del volumen de producción, la sangre va a llegar al río y los sindicatos deberemos analizar qué hacemos”, advirtió.
Según Quiñones, el gobierno pretende oxigenar a las provincias tabacaleras. “Estamos de acuerdo con eso, pero no pueden hacerlo a costa de los trabajadores. El sector emplea a 250.000 personas, y a un millón de manera indirecta. Sus fuentes de ingreso pueden verse en peligro”.
Hay un creciente desempleo en Argentina, con despidos masivos en el sector público, y en industrias como la automotriz, la metalúrgica, la construcción.
“Tiene una estrategia de prueba y error. Avanza, avanza, y si no ve obstáculos, sigue, sin consultar nada ni a nadie. Así ha pasado en la industria del tabaco: instituyó un impuesto del 75 por ciento y no pidió la opinión de los empresarios ni de los trabajadores del sector”.
Esa medida se tradujo en un aumento del precio de los cigarrillos y en un comienzo de retracción del consumo, cuyo alcance se va a empezar a ver en pocas semanas, cuando se acaben los stocks actuales, señaló Quiñones.
“También se está permitiendo el libre ingreso de maquinarias, que van a liquidar empleo. Se va a dejar todo librado al mercado, y cuando el mercado es el que regula la actividad sabemos quién pierde: los trabajadores.
A partir de que haya una caída del 20 por ciento del volumen de producción, la sangre va a llegar al río y los sindicatos deberemos analizar qué hacemos”, advirtió.
Según Quiñones, el gobierno pretende oxigenar a las provincias tabacaleras. “Estamos de acuerdo con eso, pero no pueden hacerlo a costa de los trabajadores. El sector emplea a 250.000 personas, y a un millón de manera indirecta. Sus fuentes de ingreso pueden verse en peligro”.
Hay un creciente desempleo en Argentina, con despidos masivos en el sector público, y en industrias como la automotriz, la metalúrgica, la construcción.
La amenaza permanente de retirarse
Las transnacionales buscan pagar menos
En el tabaco, a su vez, se labora cada vez menos. Los trabajadores cíclicos, que en los buenos tiempos tenían empleo unos ocho meses por año, ahora con suerte llegan a dos.
Además, las transnacionales se están retirando, trasladando la producción hacia países de la región que pagan menores salarios y donde el movimiento obrero es más débil.
“Juegan con el fantasma de Brasil, con los salarios más bajos que pagan allá y la capacidad ociosa de sus fábricas, por ejemplo la de Philip Morris.
Acá el sueldo promedio es de unos 2.700 dólares. En Brasil es muy menor. Y los sindicatos argentinos son fuertes. Antes desde acá se exportaba a Uruguay, Paraguay y Chile. Perdimos los tres mercados en beneficio de Brasil”.
Otra realidad destacada por Quiñones el contrabando, que afecta a todos los países del Mercosur. E incluso a la Unión Europea, donde en 2014 los estados dejaron de recaudar unos 12.500 millones de euros como consecuencia de este fenómeno.
“Cuando el producto se hace prohibitivo, el consumidor acude al contrabando o a las marcas más baratas y nocivas. Nadie gana con eso: ni el Estado, ni las empresas, ni los trabajadores, ni los consumidores”.
La venta clandestina plantea además un problema de salud pública, porque se venden cigarrillos sin control alguno de calidad, y a ellos acceden también menores de edad.
Quiñones insistió en que SUETRA intentará revertir esta realidad en el plano nacional, pero si no puede hacerlo, porque se ve superado por la ofensiva del gobierno o la mala fe de las transnacionales, recurrirá a la UITA para plantear el problema a escala internacional.
Además, las transnacionales se están retirando, trasladando la producción hacia países de la región que pagan menores salarios y donde el movimiento obrero es más débil.
“Juegan con el fantasma de Brasil, con los salarios más bajos que pagan allá y la capacidad ociosa de sus fábricas, por ejemplo la de Philip Morris.
Acá el sueldo promedio es de unos 2.700 dólares. En Brasil es muy menor. Y los sindicatos argentinos son fuertes. Antes desde acá se exportaba a Uruguay, Paraguay y Chile. Perdimos los tres mercados en beneficio de Brasil”.
Otra realidad destacada por Quiñones el contrabando, que afecta a todos los países del Mercosur. E incluso a la Unión Europea, donde en 2014 los estados dejaron de recaudar unos 12.500 millones de euros como consecuencia de este fenómeno.
“Cuando el producto se hace prohibitivo, el consumidor acude al contrabando o a las marcas más baratas y nocivas. Nadie gana con eso: ni el Estado, ni las empresas, ni los trabajadores, ni los consumidores”.
La venta clandestina plantea además un problema de salud pública, porque se venden cigarrillos sin control alguno de calidad, y a ellos acceden también menores de edad.
Quiñones insistió en que SUETRA intentará revertir esta realidad en el plano nacional, pero si no puede hacerlo, porque se ve superado por la ofensiva del gobierno o la mala fe de las transnacionales, recurrirá a la UITA para plantear el problema a escala internacional.

Fotos: Nelson Godoy