Impera una lógica de dominación, donde la víctima siempre es culpable
Foto: Gerardo Iglesias
-¿Qué es esta locura de más de 700.000 víctimas en accidentes de trabajo al año en Brasil...?
-Esta cifra refiere apenas a los trabajadores del sector formal registrados en la Seguridad Social, y no abarca a los funcionarios públicos, a los trabajadores domésticos y a los trabajadores informales en general.
Hay muchos accidentes laborales, es verdad, y por otro lado lo que viene creciendo es el número de enfermedades profesionales.
Ambos son indicadores innegables de la precarización laboral que se manifiesta en las empresas.
-Una problemática donde, me parece, los sindicatos aún actúan poco, más preocupados por las reivindicaciones económicas...
-La lucha por mejores salarios es también una lucha por la salud de los trabajadores.
Ahora bien, lo que muchas veces sucede es que al no tener fuerzas para conseguir un verdadero aumento salarial, los sindicatos se limitan a buscar un incremento de la Participación en los Lucros y Resultados, lo que supone aceptar mayores jornadas laborales y, por ende, condiciones en las cuales hay más posibilidades de accidentes y enfermedades.
Esta es la gran contradicción que enfrenta el movimiento sindical en la actualidad, que está directamente relacionada con la salud de los trabajadores y trabajadoras y con la reducción de la jornada laboral, otra de las banderas que enarbolan las centrales sindicales del país.
-Un factor fundamental de incidencia se encuentra en el bajo piso salarial, que obliga a los trabajadores a transitar por un laberinto de presiones y metas para mejorar sus ingresos...
-Sí, la cuestión es qué proporción de salud vendemos cuando vendemos nuestra fuerza de trabajo a cambio de un salario. Y la imposición de metas de parte de las empresas es una de las principales causas de estrés en el ambiente de laboral.
A esto hay que agregar que la reducción del número de funcionarios en las empresas hace que las funciones de cada trabajador sean incrementadas, lo que acarrea un ritmo más intenso de trabajo para aquellos que mantienen el empleo.
Las metas individuales fragmentan la unidad de los trabajadores. Para mí, la meta salarial puede ser “x”, para el otro “y” y para un tercero “z”, y a esto se suma que ninguno sabe cuánto gana el otro, lo cual quebranta una posible unidad en la negociación colectiva.
Las dificultades en el ámbito laboral trascienden el terreno de lo técnico: tienen que ver con la organización y la gestión del trabajo en las empresas, y la instalación de ámbitos laborales donde se tengan en cuenta la salud y seguridad de los trabajadores.
Pero eso será posible solamente si los trabajadores se fortalecen y la sociedad civil lucha para que la calidad de vida de los trabajadores mejore.
En Brasil, donde la sociedad ha padecido grandes períodos de restricción de las libertades, de dictaduras; el contexto es complejo.
-Los trabajadores, como dice Christophe Dejours, por miedo de perder sus empleos sufren en silencio...
-Sí, y además se sienten culpables. No se puede obviar que existe un trabajo de los sectores hegemónicos, una especie de fuerza que hace que los trabajadores se sientan avergonzados cuando no se identifican con esta filosofía de la meritocracia, del trabajo por sobre todas las cosas, de la perfección y la excelencia.
Si tú no te identificas con esto eres tildado de perdedor.
Las empresas se han beneficiado con ese discurso y los perjudicados siempre son los trabajadores, y éstos no logran ir contra esta idea.
-Me preocupa que algunos sindicatos aceptan el discurso de que la salud y seguridad es un problema puramente ergonómico y concuerdan, por ejemplo, con la gimnasia laboral y otras tonterías...
-Es verdad. En realidad la gimnasia laboral a la que haces referencia funciona como un recurso cosmético.
Para las empresas es muy sencillo decir que están preocupadas por la salud de sus empleados y usan este recurso para maquillar la realidad.
¿Quién dice que la gimnasia laboral ayuda? No hay estudios sobre este asunto, y termina siendo otra imposición de las empresas que se desentienden de la salud de sus empleados bajo el argumento de que son ellos los que eligen ir o no a la gimnasia.
Hay que decirlo, la gimnasia laboral no reduce la tensión en el ambiente de trabajo y se transforma en una obligación más para el trabajador que debe continuar cumpliendo con las metas impuestas.
Con esto queda en evidencia la lógica de dominación, según la cual la víctima siempre es culpable. El mundo piensa así y las empresas se están aprovechando de ello.
Actualmente el poder de decisión de los trabajadores o de sus sindicatos es nulo ante esta realidad que los ha venido tragando.