21
Marzo
2017
Michel Temer y sus declaraciones sobre las mujeres
El machismo rampante
Violeta Lacayo
Ilustración: Allan McDonald
El país de los colores, de los sabores, de los olores, el más diverso de América Latina, Brasil, donde las mujeres son mayoría, las jóvenes y niñas aún más, está nuevamente indignado por los dichos machistas de su presidente, Michel Temer.
Haciendo uso de la palabra como gobernante, y aprovechando una fecha paradigmática como lo es el Día Internacional de la Mujer, Temer dijo que la mujer debe de estar en casa, cumpliendo funciones de cuidado y responsabilidad de otros/otras, educando. Todo en casa y para la casa. Expresaba con convicción su pensamiento genuino.
Definitivamente su marco de referencia es patriarcal, hegemónico, androcéntrico, machista y misógino.
Sus referencias al “papel de la mujer” solamente confirman y reafirman la explicación en referencia a la estructura de su gabinete presidencial y carteras de gobierno, que están conformadas en un 98 por ciento por hombres.
Él no considera que la mujer pueda y deba ejercer cargos políticos y públicos, debido a que es la responsable designada para la crianza y “educación en valores” de los hijos e hijas, tal como lo expresó agradeciendo la presencia de “su mujer” en casa.
Realmente decadente.
Pero más decadente e indignante es cuando alude al papel de la mujer en la economía, afirmando que “es la primera que detecta el alza de precios y la inflación, al ser la encargada de las economías domésticas”.
Al escuchar y leer los dichos del presidente de Brasil, me convenzo cada vez más que irrespetuosa y descaradamente está tomando el pelo no solamente a las mujeres sino al país entero.
La Secretaria Nacional de Políticas para las Mujeres, FátimaPelaes, intentó minimizar las enfáticas y consientes declaraciones de su presidente, pero terminó avalando y enfatizando aún más que la mujer juega un rol solamente en la jornada doméstica y que eso es también la profesión de las mujeres.
Parece que al señor Temer y a sus funcionarios y funcionarias se les ha olvidado que hasta hace poco tenían una presidenta, profesional de carrera, que tomó decisiones que contribuyeron al fortalecimiento de las políticas sociales y beneficiaron a la mayoría de la población.
A veces, frente a hechos como estos nos quedamos atónitos y atónitas, y no vemos que es una invaluable oportunidad para exigir primero que nada una disculpa pública, y una revisión -con enfoque de género, por supuesto- de por lo menos el gabinete de gobierno.
Estas declaraciones ratifican la nula importancia que para el actual Ejecutivo de Brasil tienen las políticas de equidad y que los hechos de violencia de género, las múltiples discriminaciones, la desigualdad social, la violencia política y económica tienen un fuerte arraigo en las más altas estructuras de gobierno.
Definitivamente su marco de referencia es patriarcal, hegemónico, androcéntrico, machista y misógino.
Sus referencias al “papel de la mujer” solamente confirman y reafirman la explicación en referencia a la estructura de su gabinete presidencial y carteras de gobierno, que están conformadas en un 98 por ciento por hombres.
Él no considera que la mujer pueda y deba ejercer cargos políticos y públicos, debido a que es la responsable designada para la crianza y “educación en valores” de los hijos e hijas, tal como lo expresó agradeciendo la presencia de “su mujer” en casa.
Realmente decadente.
Pero más decadente e indignante es cuando alude al papel de la mujer en la economía, afirmando que “es la primera que detecta el alza de precios y la inflación, al ser la encargada de las economías domésticas”.
Al escuchar y leer los dichos del presidente de Brasil, me convenzo cada vez más que irrespetuosa y descaradamente está tomando el pelo no solamente a las mujeres sino al país entero.
La Secretaria Nacional de Políticas para las Mujeres, FátimaPelaes, intentó minimizar las enfáticas y consientes declaraciones de su presidente, pero terminó avalando y enfatizando aún más que la mujer juega un rol solamente en la jornada doméstica y que eso es también la profesión de las mujeres.
Parece que al señor Temer y a sus funcionarios y funcionarias se les ha olvidado que hasta hace poco tenían una presidenta, profesional de carrera, que tomó decisiones que contribuyeron al fortalecimiento de las políticas sociales y beneficiaron a la mayoría de la población.
A veces, frente a hechos como estos nos quedamos atónitos y atónitas, y no vemos que es una invaluable oportunidad para exigir primero que nada una disculpa pública, y una revisión -con enfoque de género, por supuesto- de por lo menos el gabinete de gobierno.
Estas declaraciones ratifican la nula importancia que para el actual Ejecutivo de Brasil tienen las políticas de equidad y que los hechos de violencia de género, las múltiples discriminaciones, la desigualdad social, la violencia política y económica tienen un fuerte arraigo en las más altas estructuras de gobierno.
“Madre ausente, hijo delincuente”
Prejuicios y condenas sociales a las mujeres
Confirman también que solamente con una fuerte y consecuente postura de los movimientos sociales, y en especial del movimiento sindical, se podrá avanzar hacia un país justo y equitativo.
Estos dichos no deben ser olvidados ni pasar desapercibidos, ya que de ellos se puede desprender una visión social absolutamente errada que avale y haga retroceder los avances de las mujeres.
Recordemos un eslogan que popularizó en la Guatemala de los años 1980 una corriente religiosa: “madre ausente es igual a hijo delincuente”.
Tanto permeó esa frase en la sociedad que las mujeres que salían a trabajar comenzaron a ser censuradas, sobre todo en el interior del país.
Esto es solo un ejemplo histórico de por qué no debemos de dejar pasar las expresiones de poder de quienes de alguna forma lo detentan.
Estos dichos no deben ser olvidados ni pasar desapercibidos, ya que de ellos se puede desprender una visión social absolutamente errada que avale y haga retroceder los avances de las mujeres.
Recordemos un eslogan que popularizó en la Guatemala de los años 1980 una corriente religiosa: “madre ausente es igual a hijo delincuente”.
Tanto permeó esa frase en la sociedad que las mujeres que salían a trabajar comenzaron a ser censuradas, sobre todo en el interior del país.
Esto es solo un ejemplo histórico de por qué no debemos de dejar pasar las expresiones de poder de quienes de alguna forma lo detentan.